Martha de los Ríos Merino vivió en la congruencia y consecuencia, apartada de los reflectores y de las tentaciones del poder al que tantas otras personas sucumbieron. Su lucha incansable durante 34 años fue la presentación con vida de los desaparecidos políticos por la guerra sucia en México, aunque antes de 1978 era ya militante de izquierda, integrante de la juventud comunista. Su hermana Alicia, integrante también de la Liga Comunista 23 de Septiembre, fue desaparecida ese año por la entonces Dirección Federal de Seguridad (DFS), hecho que marcó su militancia posterior.
Martha recibió a la pequeña Alicia, hija de su hermana, y juntas recorrieron el tortuoso camino de la búsqueda con cientos de familiares de desaparecidos, asesinados y torturados durante ese periodo oscuro de la historia de México. Ellas y sus compañeros tocaron todas las puertas para exigir la presentación con vida de sus hijos, hermanos, padres, madres, hermanas. Organizaron plantones, mítines, marchas, huelgas. Todo lo hicieron y muchas lo siguen haciendo, logrando no pocas victorias gracias a su maravillosa terquedad y empecinamiento.
Mientras en el mundo se aplaudía la política exterior del gobierno del entonces presidente Luis Echeverría, que ofrecía asilo a los exiliados políticos de las dictaduras de América Latina, aquí Martha y sus compañeros recorrían las cárceles y cuarteles militares para encontrar a sus familiares desaparecidos o asesinados por ese mismo gobierno. Las puertas nunca se abrieron, pero algunas las tumbaron.
Zapatista de hueso colorado, Martha suscribió la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y, como bien señala la Red Contra la Represión y por la Solidaridad, participó activamente en el recorrido de la otra campaña por el país, realizado en 2006 y 2007: “Junto con las compañeras y compañeros de la Unión de Familiares, con Hijos Desaparecidos de Sinaloa, con el Comité de Chihuahua y con muchos más participó en el Foro Nacional Contra la Represión como ponente y en la mesa de la reunión junto con el subcomandante Marcos”.
Martha falleció el pasado 27 de marzo a causa de una enfermedad en su natal Chihuahua. Se fue sin haber encontrado a Alicia, pero con la certeza de haber luchado hasta su último aliento, no sólo por la aparición de su hermana, sino por la de todos los desparecidos políticos y, sobre todo, por un país con democracia, libertad y justicia.
Aparición con vida de todos los desaparecidos políticos y castigo a los responsables de la guerra sucia. Todos tienen nombre y apellido. Mar tha siempre lo dijo.
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