La movilización del pasado 21 de diciembre debe entenderse como una demostración de fuerza: convocar a más de 40 mil indígenas en diferentes regiones del estado de Chiapas es algo que pocas organizaciones pueden hacer. La coordinación y disciplina de los miles de manifestantes es un hecho que todos y todas alcanzamos a ver. En este sentido, los zapatistas han mostrado tanto a la clase política como a la sociedad civil en general que siguen siendo un Ejército sólido y bien organizado, que los supuestos de debilitamiento y división interna no son más que rumores alimentados por intereses perversos.
Pero la fuerza del Ejército Zapatista no solamente se mide en el número de combatientes y en la capacidad de movilización. Su fuerza es sobre todo ética y moral, y eso también salió a relucir nuevamente. Frente a la crisis de legitimidad del Estado mexicano y frente a la crisis de representatividad de los partidos políticos, el EZLN como reserva moral y referente ético es un actor político que cobra cada vez más fuerza, su discurso y actuar político siguen estando vigentes. Un ejemplo de esto es la reivindicación que han hecho otros movimientos sociales como lo son el #YoSoy132 y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, ambos actores sociales que cuestionan tajantemente a la clase política y que en distintos momentos han expresado públicamente su reconocimiento a los zapatistas.
Ahora bien, no es que los zapatistas se encontraran en silencio o inactivos. Si uno revisa la página electrónica Enlace Zapatista, sitio oficial del EZLN, se dará cuenta que durante todo el año se han emitido cientos de denuncias en las que las Juntas de Buen Gobierno evidencian la constante guerra de baja intensidad y guerra de contrainsurgencia encabezada por gobiernos de diferentes niveles, partidos políticos y grupos paramilitares. También encontrarán ahí mensajes de solidaridad de organizaciones nacionales e internacionales, o convocatorias a movilizaciones por la libertad de los presos políticos y otras actividades.
El trabajo en las comunidades, en los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ) y en los cinco Caracoles también es prueba de que el EZLN no ha parado en la construcción y fortalecimiento del autogobierno de los pueblos indígenas. Se han construido escuelas, hospitales y se ha formado a miles de promotores de educación y salud que son los que se encargan de dar atención a los y las bases de apoyo zapatistas. Mejor aún, el territorio zapatista está exento de cárteles y de los problemas de inseguridad que afectan al resto del país.
El EZLN no ha cesado en ningún momento en la construcción de ese otro mundo posible, sus lecciones y su modo diferente de hacer política han rebasado todas las fronteras. Sin duda alguna me atrevería a señalar que los zapatistas han construido la experiencia más avanzada en la lucha por la emancipación de la humanidad. Hoy toca seguir caminando a su lado y seguir luchando para que la resistencia llegue a todos los rincones del país, pero esa es tarea nuestra.
Raúl Romero
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