Rachel fue trasladada al hospital Najjar en Rafah, a las 17 horas y a las 17:20 falleció víctima de las heridas. Según el médico palestino Ali Musa, señaló que “su muerte se debió al aplastamiento de cráneo y fracturas torácicas”. Miles de palestinos salieron a las calles de Gaza a repudiar el crimen sionista, al grito de “Hoy levantamos la bandera de los Estados Unidos para mostrar nuestra solidaridad con todos los estadounidenses que aman la paz, como Rachel” y “El primer ministro Ariel Sharon es un criminal de guerra”.
Pocos días antes Rachel había escrito a su madre: “Cuando estoy con amigos palestinos tiendo a sentirme un poco menos horrorizada que cuando intento actuar como veedora de los derechos humanos, informadora o militante activista. Ellos representan un buen ejemplo de cómo resistir por largo tiempo… Creo que la palabra es dignidad. Cómo me gustaría que conocieras a estas personas. Ojalá que algún día sea posible”.
Paradójicamente, Estados Unidos no reclamó de manera adecuada por su ciudadana muerta Rachel, una estudiante de la universidad de Evergreen College en su pueblo natal de Olympia, en Washington, y se mantuvo paciente, a diferencia, de la actitud contundente que hubiese adoptado frente a la misma situación por un gobierno árabe no servil a sus intereses.
Con arrogancia, oportunamente el ejército israelí de ocupación protegió al autor del crimen y deshonrando a Rachel, expresó que “Murió accidentalmente cuando corría delante de la excavadora”. El gobierno israelí de Sharon certificó la declaración, convirtiéndose en parte coautora del crimen de su ejército.
Los padres de la mártir presentaron una demanda ante el Tribunal Superior israelí en la ciudad de Haifa (ciudad palestina ocupada en 1948) en 2005, acusando a Israel de forma intencionada y abusiva de matar a su hija y de no llevar a cabo una investigación completa, creíble y de protección al responsable. Así mismo, le reclamaron un resarcimiento de 300.000 dólares, que serían donados a los campos refugiados palestinos en Rafah.
Luego de 7 años de espera el Tribunal israelí con un fallo prolongado, el martes 28/8/2012, el juez Oded Gershon, con poca ética de justicia leyó el dictamen: “El Estado no es responsable de cualquier daño causado, ya que se había producido durante acciones bélicas. Fue un lamentable accidente”. Ghershon añadió “Se trató de un accidente desafortunado y no de una acción intencionada, Corrie estaba en el lugar de forma ilegal… Ella misma se puso en una situación de peligro y se quedó de pie delante de una gran excavadora en un lugar donde su operario no podía verla. Su muerte es resultado de un accidente que ella provocó contra sí misma”. Luego de esta ironía, agregó “Rechazo la demanda. No hay justificación para exigir al Estado pagar los daños y perjuicios. Los soldados habían hecho todo lo posible para mantener a la gente fuera del sitio, pero ella (Rachel) no quiso alejarse de la zona, como cualquier persona sensata habría hecho”.
Frente al veredicto volaron las fuertes críticas de sus familiares y del MIS. Tanto por la abusiva investigación militar original y como la del actual Tribunal, por ser ambas exhaustivas y no creíbles. En contraparte y no conforme, el juez volvió a justificar el crimen e indicó que “la investigación había sido la apropiada, fijando la no culpabilidad del ejército”. La portavoz de la familia Corrie, Stacy Sullivan, aseguró que los padres de Rachel apelarán la medida y expresó la decepción por la justicia israelí, a pesar que “era lo esperado”.
Desde el ultraderechista partido Israel Beitenu, miembro de la coalición de gobierno del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu (responsable de crímenes de lesa humanidad) y liderado por el fanático canciller israelí Avigdor Lieberman, satisfechos con la resolución, anunciaron “El veredicto es la reivindicación después de vilipendio (difamación)”. Difamando de ese modo el espíritu de dignidad de Rachel y de los centenares de activistas solidarios extranjeros que exponen sus vidas en defensa de un pueblo oprimido y ocupado desde hace 64 años frente a una indiferencia internacional que solo se hace eco con sus verborreas e inocuos discursos.
La mártir estadounidense-palestina Rachel Corrie, sigue siendo la espina de la dignidad contra la impunidad y la soberbia de la ocupación israelí.
Suhail Hani Daher Akel
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