La gente, sin embargo, resiste. Hacen guardias en el plantón instalado desde hace meses. Tienen coraje, más que miedo, desde que el pasado 31 de octubre ingresó la fuerza pública. La tregua para que no trabajaran este 2 de noviembre no fue cumplida, como ninguno de los acuerdos que han tomado con el gobierno estatal que encabeza Graco Ramírez, del Partido de la Revolución Democrática, a quien el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y Agua de Morelos, Puebla y Tlaxcala, define como el impulsor de la industrialización de un estado legendario por la luchas campesinas y la defensa de la tierra.
Juan Carlos Flores, del frente, explica que lo que se vivió esta semana fue "la entrada de un actor que se había mantenido oculto: el gobierno federal". Lo que ocurre, añade, "es que como Graco Ramírez no pudo acabar con el movimiento, aunque lo intentó, ahora ya tomó cartas en el asunto el gobierno federal".
La situación actual es tensa. Los pobladores acuden todos los días al plantón de 7 a las 17 horas. La PF se mantiene vigilando la maquinaria y los trabajos de trazado han empezado. Estos megaproyectos, como en otras localidades del país, únicamente pueden echarse a andar con la policía por delante, es decir, con el Estado salvaguardando los intereses de empresas extranjeras, en este caso de las españolas Abengoa, Elecnor y Enagas.
La población, indica Juan Carlos, "está decidida a resistir, a continuar la lucha y a hacer conciencia de que el problema es regional".
Las tierras de Huexca y del oriente de Morelos, declaró el gobernador perredista, son improductivas. Quizás no vio el mandatario los sembradíos de sorgo y de maíz de la región.
Poblado de hombres y mujeres campesinos del municipio de Yecaplixca, comunidad indígena creyente, el miércoles 31 recibieron a la policía con la siguiente plegaria: "si vienes conmigo, y alientas mi fe, si estás a mi lado, a quien temeré".
Gloria Muñoz Ramírez
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