Aleida es médica pediatra especialista en alergias. Visita México en compañía de sus dos hijas, una par de jovencitas que conforman el grupo de 10 nietos del Che, y trae dos libros bajo el brazo: Evocación: mi vida al lado del Che, en el que por primera vez su madre, Aleida March, ofrece retazos de su intimidad al lado del mítico revolucionario argentino, y Otra vez. Diario del segundo viaje por Latinoamérica, del propio Che Guevara.
En entrevista con Desinformémonos, Aleida habla del México que recorrió su padre y al que a ella le gustaría conocer; del enorme esfuerzo que hizo su madre para, por fin, escribir algo de sus memorias; del movimiento zapatista y de su vocero, el subcomandante Marcos; del estado actual de la revolución cubana y su relación con la nueva geografía política de América Latina.
-¿Qué te dice México? ¿Qué has visitado? ¿Recorriste el camino del Che en este país?
-He estado en México en cuatro ocasiones, pero desgraciadamente no puedo decir que he visitado México. Vengo a lugares puntuales y apenas tengo tiempo de conocer algo profundo, del pueblo. Ésta vez tendré la oportunidad de visitar el sur y ver las ruinas que mi papá maravillaron tanto, como Chichen Itzá y Uxmal.
México históricamente ha estado cerca de Cuba, sobre todo por su pueblo. Cuando visitas Teotihuacán te sientes emocionado y te sientes parte de esa cultura; estos hombres y mujeres crearon cosas maravillosas antes de que llegaran los españoles. Cuando vienes a estos lugares es comenzar a descubrirte a ti mismo, como persona porque es magnífico. Quizás ustedes, los mexicanos, al palparlo todos los días, no se dan cuenta de la maravilla que tienen.
No he podido conocer la ruta de mi padre en México. He estado aquí, en la Ciudad de México, y ya. La vez que íbamos a venir a Tuxpan, Veracruz (lugar del que zarpó el yate Granma en 1956, atestado de revolucionarios con destino a Cuba) hubo un problema en México y no pudimos ir. Hace unos cuatro o seis años hice un recorrido por 15 estados mexicanos, pero fue una locura, porque era estar un día en cada estado, es decir, estuve en los estados pero no conozco nada. Por ejemplo, dormí en Acapulco, escuché el mar, el ruido y al otro día bien temprano me fui. No vi nada.
Lo que me gustaría conocer es todo lo que queda de la cultura maya, en el sur. Yo soy médico de profesión y me gustaría ayudar desde ese punto de vista, y poder dar consultas sobre todo a los indígenas y a la gente que más lo necesita.
-Los indígenas y el sureste mexicano nos remite a uno de los levantamientos más importantes del país, el del EZLN. ¿Qué te dicen los zapatistas?
-Pienso que lo que un pueblo decida hacer, hay que apoyarlo. Cuando ocurren este tipo de movimientos siempre hay muchas necesidades en medio, necesidades reales en donde la gente está tratando de generar soluciones y desgraciadamente hay mucha gente que empieza a manipular esa realidad para que se le pierda el respeto al movimiento fuera del país, es decir, que no tenga apoyo internacional. Es ahí donde se empieza a leer cada barbaridad sobre un movimiento y te genera indignación, porque es verdad que se pueden cometer errores, ningún movimiento está exento de cometer o no errores, pero otra cosa es la manipulación de la información. Somos hombres y mujeres y comenzamos a hacer algo, pero no sabemos cómo, vamos aprendiendo en el camino. Si cometemos un solo error ahí mismo lo utilizan contra nosotros y es a veces difícil demostrar que están equivocados.
Yo trabajo mucho con el Movimiento Sin Tierra en Brasil, uno de los movimientos más importantes que hoy tiene Latinoamérica. El movimiento ha movilizado a miles de personas, han caminado y han atravesado prácticamente Brasil para ir hasta la capital a reclamar sus derechos, y ni un incidente hubo en toda esa caminata. ¿El resultado? La prensa brasileña no dijo ni una sola palabra. Si hubiese existido un accidente, algún problema, hubieran hecho propaganda.
Desgraciadamente la información que llega de los zapatistas fuera del país es muy contradictoria. Se dice mucho del movimiento desde varios ángulos; desde el punto de vista de reclamo autóctono, que es su derecho, es algo que tiene que hacerse y que tiene que lograrse. Pero se manipula mucho la información sobre ellos hacia afuera. Desde afuera no se puede ser capaz de tener una información valiosa para hacer un análisis de la situación.
-La autenticidad de los movimientos no la dictaminan los medios…
-El problema es que cuando estás fuera de esa realidad, tú no sabes a dónde tirar, porque en un principio tú dices: “Es justo y es necesario hacerlo”. Ahora ¿cómo hacerlo? La respuesta está en cada pueblo. Me han preguntado sobre lo que opino de los movimientos de guerrilla. Y yo respondo: “¿Usted ha vivido la realidad de ese pueblo?” No, entonces cómo la va a juzgar. Hasta qué punto han llevado a esta gente para tomar una decisión así. Si no sabemos por qué han tomado esas decisiones por lo menos hay que respetarlos. Lo que ese pueblo decida hacer yo lo tengo que respetar. Si se cometen o no errores, ellos tendrán que rectificarlos también.
-Tu opinión sobre el subcomandante Marcos
- Me parece un hombre consecuente con lo que quiere, con lo que busca y eso debo de respetarlo siempre. Cuando el movimiento obtenga lo que está buscando tendrá la necesidad de buscar más, pero eso lo tiene que decir también el movimiento y la gente que lo lleva a cabo.
-Pasemos a lo que nos traes bajo el brazo: dos libros. Platícanos de ellos.
-Son dos libros que publica el Centro de Estudios Che Guevara con la editorial Ocean Sur. Evocación, un libro que mi mamá escribió sobre su vida a lado de mi papá y también un poco de su propia historia. Mi mamá es una mujer simple del pueblo cubano, que ama y llega a ser amada por un hombre muy especial. Ellos se encuentran en un pedazo de camino de sus vidas y comienzan a vivirla juntos, hasta que la muerte los separa, porque seguro hubieran seguido toda la vida. Mi mamá estaba lista para que dos años después de que la guerrilla en Bolivia siguiera, se encontrara nuevamente con él. Él le dijo que se quedara con nosotros, que nos educara, que nos formara, y dos años después la aceptaría en una guerrilla nuevamente.
Este libro está escrito desde el punto de vista de una mujer de pueblo, con un lenguaje muy llano, muy hermoso, que sale muy de adentro y desgarra un poco la pérdida que ella siente. Tú logras darte cuenta de que realmente fue muy difícil sobrevivir a esa pérdida. Creo que sus cuatro hijos la ayudaron por obligación en ese momento, y es la narración de una vida con amor hasta el último momento. Me gustó mucho, pienso que era algo que nos debía.
El libro me ayudó mucho a conocer mucho mejor a mi papá, más íntimamente como ser humano, como hombre y me gustó mucho esa imagen. Si ya estaba súper orgullosa de ser su hija, después de este libro, lo estoy mucho más intensamente.
-¿Por qué Aleida March, tu madre, se calla tanto tiempo?
-Porque es muy difícil hablar de estas cosas. Todavía en ese momento lloraba mucho haciendo el libro. Ella grababa y lloraba. Yo le dije en algún momento “no lo hagas”. Ella nunca habló de mi papá para nada. Es la primera y única vez que hace esto, porque también la presiona el tiempo. Hay mucha gente hablando del Che en todas partes y no siempre bien y no siempre con realidad y objetividad, y en ese sentido ella se vio obligada a decir lo que ella pensaba y sentía como mujer, y a la vez nos debía eso a sus hijos. Era como descubrir al papá que no pudimos casi tocar.
-¿En la intimidad de su casa tampoco les hablaba de él a ustedes?
-No. Mi mamá es de origen campesino y es una mujer muy reservada con sus cosas y por eso es que esto es tan extraordinario, porque cuando lo leemos no sé cómo logra ser tan honesta con muchas cosas. Es muy raro para una mujer de su temperamento y su cultura poder expresar estas cosas libremente. Tuvo la ayuda de una gran compañera, que es la coordinadora científica del Centro de Estudios Che Guevara, quien le extraía las cosas a mi mamá, le decía que todavía no era suficiente, que se debía hacer más, y así logramos que ella hiciera este libro. Pienso que todavía puede trabajar algunos temas más a profundidad, como por ejemplo, la clandestinidad. Para las nuevas generaciones que comienzan a conocer nuestra historia está muy bien, pero falta profundizar en la vida de esos jóvenes, que en un momento determinado decidieron combatir aún dentro de la ciudad, que es mucho más difícil que irse a la sierra, porque allá se está cara a cara con el enemigo. Falta describir ese periodo de una mejor manera en la Revolución Cubana.
Tenemos mártires muy jóvenes que dieron su vida en ese tiempo. Alguien iba a poner una bomba en un lugar, pero cuando vieron a personas civiles que no tenían por qué ser heridas, prefirieron morir. Fueron cuatro jóvenes que se fueron con la bomba con tal de no lastimar a su pueblo. Estos jóvenes pasaron a la historia con tan sólo 25 años, pero con mucha entrega. Uno de ellos escribía poemas y hay uno muy bello que escribe antes de morir, que dice: “La dama blanca besa la frente de los que deben morir temprano”.
-Hay una anécdota en el libro que se refiere a una carta en la que el Che pide ayuda a su esposa…
-Es una de las cosas que más me gustan de este libro. Pocas veces un hombre que se ve valiente, completo, entero, es capaz de desnudarse así, tranquilamente, humano, y pedir ayuda. Necesitaba ayuda de su mujer para continuar su camino. Es una carta preciosa que está ahí, en el libro, porque ellos se amaron. Era importante que ella entendiera lo que él tenía que seguir haciendo, era importante que ella fuera fuerte y que sostuviera esa familia que él tenía que dejar para seguir su camino. Es una carta desgarradora, pero te habla de un hombre que sabe amar, que no tiene miedo a mostrar sus propias debilidades.
-¿Nunca lamentó Aleida ser esposa del Che?
-Ella sufrió mucho. Yo nunca la vi llorar tan desesperadamente como en el momento en el que me da la noticia de la muerte de mi papá. Yo no sabía, nunca la había visto así y fue muy duro para mí. Después, cuando los restos de mi papá llegaron a Cuba, vi también que no sabía cómo reaccionar, fue otro momento muy duro para ella. Es una mujer que lo amó extraordinariamente, pero lo amó porque él era así. Ella sabía que tenía que apoyarlo. Claro que lo extrañó, claro que lo añoró.
Es un hombre que demuestra que nosotros tenemos la capacidad de soñar, pero que no le podemos pedir a otro ser humano que haga realidad nuestros sueños, pues sólo somos nosotros los que podemos hacer realidad y eso es lo que él comenzó a hacer. Asumió sus riesgos y así lo han hecho muchos hombres y mujeres en nuestros pueblos en la historia de América Latina. Han comenzado a forjar algo y la vida no los ha dejado terminar. Lo importante es que estemos preparados para lo que viene.
-Aleida March era también una mujer revolucionaria, aunque se conoce muy poco de esta faceta.
-Sí, ella escribe su historia de cómo llega ella a la clandestinidad, cómo hace este tipo de acción por Cuba y después, cuando se conoce con mi papá. Es una anécdota muy graciosa. Mi papá era médico y era jefe de tropa y cuando ella llega preguntando por el médico, él la ve y dice inmediatamente que es él.
Era una cosa muy linda. Desde el principio ellos se llamaron la atención. Mi mamá lo veía con admiración, como un hombre mayor. Mi madre nunca habla de su edad, pero era jovencita cuando lo conoció.
Pero mi mamá comienza a acompañar la lucha por sus propias preocupaciones, por sus propias inclinaciones. Ella comienza a hacer cosas, ya es una combatiente reconocida de la clandestinidad. Es una de las cosas que yo siempre le digo a mami, este libro tendría que haber profundizado en esta etapa de la clandestinidad. Una etapa difícil en la que las nuevas generaciones no conocen totalmente.
Ella no era comunista, y cuando comienza a combatir con él y empieza a tenerle una admiración extraordinaria, se pregunta si él es comunista, entonces no son tan malos los comunistas. Ella comienza a leer, él le da lecturas y ella va mejorando como humano y va creciendo como persona. Ella lo reconoce como guía, como su primer novio, como su amante, como el padre de sus hijos.
-El segundo libro que traes a México es sobre la juventud del Che
-Es del segundo viaje que él comienza por América Latina. En este libro él viene a México, extraditado de Guatemala, ya había sido catalogado como comunista y revoltoso y llega a México así. Aquí él se enamora de todas estas culturas que yo ando persiguiendo también. En el libro hay fotografías que él hace en Chichen Itzá. Hay un impacto cultural muy grande desde ese punto de vista.
Él viene de Argentina y desgraciadamente allá se han perdido mucho sus propias raíces, está muy europeizada en esos momentos y él siente esa falta. Cuando llega a Chile conoce más a fondo a los mapuche; luego en Bolivia va conociendo más el tema de los indígenas. Después sigue subiendo por nuestra América. Va descubriendo nuevas cosas y llega a México. Cuando llega aquí descubre todo este suelo y se enamora de este pueblo. Siempre se expresó bien del pueblo mexicano. Aquí recibió mucho apoyo. Es un relato de vida y uno siente cómo va madurando, cómo va afianzando su sentimiento. Ahí papi debe de andar alrededor de los 26 ó 27 años de edad.
Pienso que finalmente el Che es su mejor biógrafo. Desde los 17 años fue escribiendo todas sus facetas por las que pasaba, iba describiendo todas las cosas que lo golpeaban y que lo hacían crecer como ser humano. Si queremos saber quién es el Che, pienso que es mejor leerlo a él, es la mejor forma de conocerlo.
-El relato del Che joven que le puede decir a los jóvenes de ahora.
-Que no solamente puedes darte cuenta de las cosas malas que hay a tu alrededor, sino que debes intentar resolverlas. Que no vale la pena sólo ver y ponerte bravo, sino eres capaz de encontrar soluciones a esos problemas. Y él pone el cuerpo todo el tiempo.
-Finalmente, ¿qué piensas frente a la Cuba actual, en cuanto a lo social, lo político, lo económico y un poco también el proceso latinoamericano desde los gobiernos y los movimientos sociales?
-La Revolución Cubana ha recibido embates que ni sospechábamos que pudieran ocurrir. Por ejemplo, la destrucción del campo socialista europeo que lleva a Cuba a una crisis económica brutal, porque el bloqueo de Estados Unidos se hace mucho más cruel en contra de la isla, tratando de extinguir por todos los medios ese proceso revolucionario. No lo logran y sobrevivimos a esos difíciles años. Buscamos de donde no había, buscamos alternativas para resolver nuestros problemas, como por ejemplo, el turismo. Era la única forma de hacerlo, dejamos de ir a nuestras propias playas y recibimos el dinero para poder seguir brindando la salud pública, la educación gratuita, los logros que ya habíamos obtenido como sociedad socialista. Cuando salíamos de ese proceso, llegó una crisis económica que golpeó a todo el mundo y bueno, Cuba no vive en otro planeta, vive en éste, así que también nos golpeó.
En ese momento empieza un cambio importante en América Latina, como respuesta a la política neoliberal comienzan a surgir gobiernos diferentes, como por ejemplo el de Venezuela, el de Bolivia, con un presidente indígena, después viene Correa en Ecuador, y esas cosas hacen que cambie el panorama latinoamericano. De un país aislado, comenzamos a tener unidad latinoamericana. Estuvimos mucho tiempo fuera de la Organización de Estados Americanos, y todos lo países comenzaron a ejercer presión para que nos reintegraran o no habría OEA. Todo esto a través de la Alternativa Bolivariana para nuestra América (ALBA), que comienza a dar beneficios para el pueblo cubano, es decir, nosotros prestamos mucha ayuda desde el punto de vista social, con médicos, con maestros en todas partes del continente, pero también recibimos apoyo. Venezuela nos paga con petróleo muchas veces, o con un precio del mercado a pagar a largo plazo.
Bolivia no tenía nada con lo que pudiera pagarnos, sin embargo ahora podemos mandar una brigada de 800 personas para trabajar con el pueblo boliviano. Hacemos un intercambio económico muy respetuoso. A pesar de que el mundo se derrumba económicamente, Cuba sigue mejorando económicamente. En el momento en que desparece el campo socialista en Europa, la alternativa fue que las personas que no fueran productivas no se quedaran sin amparo, y así comienza un proceso que todavía está en práctica. Estamos viendo si pueden resolver los problemas que no se habían podido solucionar.
Encuentras soluciones a viejos problemas y aparecen nuevos problemas. En una sociedad socialista realmente muy dañada y con un bloqueo de hace más de 45 años, hay que buscar alternativas fiables, tranquilas, pero hay que buscarlas. Puede que nos equivoquemos en lo que hacemos en este momento.
Hay un pueblo muy culto, y como lo decía José Martí, para ser libre hay que ser muy culto. En ese sentido analizaremos los problemas y buscaremos soluciones. Los jóvenes están muy comprometidos con la lucha y, aún así, necesitamos que se comprometan más con el movimiento. A mí me encanta trabajar con jóvenes; decía mi papá que trabajar con jóvenes era llenarse de energía y es verdad, uno la recibe y te vas con una fuerza extraordinaria de ese lugar. Más que dar, recibes. Hay que mejorar, una sociedad nunca es perfecta pero intentamos darle solución a los problemas.
-En un discurso hace unos años en la Universidad de La Habana, Fidel dijo que Cuba podría caer más por sus errores internos que por los embates externos. ¿Qué piensas de esto?
-Es una realidad tremenda, por eso es que tenemos que trabajar desde el punto de vista interno. Mi papá decía siempre, cada vez que hemos aflojado la cuestión nos dan duro, porque para ellos Cuba es una espina clavada en uno de sus costados y están tratando de sacársela todo el tiempo, con todas las armas que tienen a su alcance. Hemos sido víctimas de atentados biológicos y atentados terroristas, más un bloqueo económico brutal, inhumano que no tiene justificación alguna. A pesar de todas esas cosas el pueblo resiste. Eso es porque tenemos conciencia de lo que hemos logrado, porque en Cuba un niño con necesidades de hambre, o un niño enfermo no ha dejado de ser atendido inmediatamente, gratuitamente, porque es su derecho a la vida y se les respeta. No hay un niño que no tenga su educación garantizada hasta que él quiera y gratuitamente. Son cosas tan lindas que el pueblo aprende a cuidarlas y por tanto aprende a discutir sus dificultades. Siempre tendremos problemas pero tengo la certeza de que seguiremos adelante.
Fuente: Desinformémonos.
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