Tan implacablemente como la fuerza aplasta,
Así implacablemente embriaga a
Quien la posee o cree poseerla.
Simone Weil
Por estos años luego de varias décadas hemos presenciado por fin sentencias condenatorias de variada penalidad a reconocidos violadores de los derechos humanos como gobernantes y subalternos, durante los tristes años de imperio absoluto en América Latina de la Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN) de inspiración pentagonal, y su inmutable séquito de muerte y crueldades.
Han desfilado por estrados judiciales argentinos personajes inefables y siniestros como Jorge Videla, Alfredo Astiz, Jorge‘Tigre” Acosta, Adolfo Donda, Julio Cesar Coronel, Ricardo Cavallo, etc., etc. Se han proferido 262 condenas al año 2011, y unos 802 represores han sido procesados hasta la misma fecha [1]. Los más recientes condenados lo fueron el 23 de septiembre pasado por parte de un tribunal de Bahía Blanca.
En Chile, Manuel Contreras es el más emblemático de los condenados por desapariciones asesinatos y torturas, sin embargo, allí sólo 76 represores han sido condenados por sus crímenes, unos 67 están encarcelados [2], mientras que unas 1.268 causas se han abierto contra miembros de los cuerpos armados de la particularmente violenta dictadura de Augusto Pinochet [3]. En Uruguay Juan María Bordaberry (fallecido), Jorge ‘Pajarito’ Silveira, Ernesto Ramas, Gilberto Vásquez Bisio, Luís Maurente, José Ricardo Arab, (también como ejecutores del denominado Plan Cóndor) entre otros, han sido penados; se han iniciado después de casi cuatro décadas juicios criminales contra miembros de la dictadura a instancias del actual presidente uruguayo José Mújica [4].
De una u otra manera militares y civiles perpetradores de delitos de lesa humanidad han tenido que rendir cuentas ante la justicia, lo cual era algo impensable por aquel entonces cuando los cometieron. Claro, mucho está aún por hacerse en este campo, y otros tantos todavía deben ser puestos en los mismos lugares de los anteriores si hemos de tener fe en la justicia. La impunidad requisito indispensable de la ‘guerra sucia’ ha sido de alguna forma menguada.
No obstante, quien como persona física desde lo más alto del poder imperial fue un determinante excluyente en América Latina de todas aquellas atrocidades, instigador y planificador de las mismas, y más aún, en Asia fue cerebro de bombardeos a pueblos inermes, participe colaborador en invasiones y genocidios, estando por sus particulares condiciones políticas por fuera de la comparecencia judicial por estos execrables hechos ante los tribunales competentes; nos referidos a Henry Alfred Kissinger, Asesor de Seguridad Nacional y Secretario de Estado de los EE.UU. bajo el gobierno del oprobioso Richard M. Nixon, y nuevamente Secretario de Estado bajo la administración de Gerald Ford en un periodo que va de 1969 a 1977.
A este hombre de insensibilidad absoluta le debemos frases como: “En Vietnam nos derrotamos a nosotros mismos debido a nuestras divisiones internas. Hay una campaña comunista internacional” [5].
Ni una mención a los millones de vietnamitas, camboyanos y laosianos muertos y heridos, junto con la base material de sus sociedades destruida, y tampoco a las centenas de miles fallecidos y lesionados estadounidenses sacrificados en esta guerra no declarada.
Aplicando los preceptos formulados por la acusación y aceptadas por los jueces en el Tribunal de Núremberg en el cual obró destacadamente Estados Unidos, el prontuario concreto de Kissinger con base en documentos procedentes de archivos oficiales del gobierno de Washington, no es menos que el siguiente:
-Deliberada matanza de civiles en Indochina (1969-1975).
-Convivencia con matanzas y más tarde asesinato en Bangladesh. (1971)
- Soborno y plan para asesinar a un alto funcionario (René Schneider 1970) de un país democrático (Chile) con el cual EE.UU. no estaba en guerra.
-Participación personal en un plan para asesinar el jefe de estado de una nación democrática (Arzobispo Makarios Chipre 1974).
-Instigar y facilitar el genocidio en Timor Oriental (1975-1977).
-Participación personal en un plan de secuestro y asesinato de un periodista residente en Washington (Orlando Letelier.1976).
Adicionalmente tiene implicaciones en la muerte de kurdos iraquíes (1974-1975), desestabilización en Angola por parte del régimen racista de Suráfrica y subsecuente guerra (1975-77), respaldo al gobierno de Reza Pahlevi en Irán y su represión(1969-1977), relación directa con el plan de asesinatos en América Latina llamado ‘Cóndor’(1973-1977) [6].
Todos los caminos de la muerte, la destrucción y el abuso cruel conducen a Kissinger y sus definiciones, estrategias, sugerencias, instrucciones, órdenes, etc., las cuales ocasionaron el horror vivido en la región latinoamericana y otros lugares del mundo durante los años sesenta y setenta, así como mucho debe ser respondido por su parte en lo que tiene que ver con la muerte y destrucción de pueblos enteros en todo el sureste asiático; como la historia lo ha evidenciado, allí Kissinger fue particularmente despiadado.
Cuando el gobierno al cual pertenece y evidentemente es personaje influyente, es expulsado de Vietnam su siguiente paso es colaborar como Secretario de Estado en el genocidio perpetrado por militares indonesios en la invasión de Timor Oriental de diciembre de 1975, ante lo cual arguye que no podían permitir los EE.UU. otra derrota como la que acababan de sufrir. Vinculándosele a tales crímenes por documentos oficiales desclasificados, en defensa de este genocidio timorense su inteligencia y curioso sentido democrático le llevan a negarlos vociferantemente: “los hechos son esencialmente como los he descrito”, dando un golpe en el podio donde se dirige a un auditorio [7].
A manera de manifiesto autoexculpatorio sus ‘Memorias’ son un farragoso catálogo de cinismo, prepotencia, crueldad, desprecio y fanfarronería; por desgracia para él la verdad pudo ser establecida cuando fueron reveladas las grabaciones de sus conversaciones con el jefe Nixon donde instigaba a este a bombardear indefectiblemente a civiles:
“Nixon: Desde luego, pero recuerda que (Lyndon B.) Johnson los bombardeó (a los Vietnamitas del Norte) durante años y esto no sirvió. Kissinger: Pero Sr. Presidente, Johnson nunca tuvo una estrategia; él estaba lejos de presionarlos. Entraba con 50 aviones; 20 aviones; le apuesto que podemos tener más aviones allí en un día de los que Johnson tuvo en un mes. Nixon: ¿De verdad? Kissinger: Sí” [8].
Luego de sembrar la muerte con bombardeos e invasiones frecuentemente ilegales bajo la propia legislación estadounidense en el caso de Camboya, junto con programas de exterminio y tortura, quien aconsejaba y empujaba a cometer estas conductas describía a unas de sus víctimas, los vietnamitas, como fanáticos por luchar contra los japoneses, franceses y gringos por su independencia [9]. En sus ‘Memorias’ relata un curioso viaje a Hanói la capital de Vietnam del Norte en 1973, donde se colma de cinismo repugnante cuando describe la destrucción de la ciudad y alrededores, por parte de “nuestros B-52”; impasiblemente describe el paisaje ocasionado directamente por sus órdenes: “parecía un paisaje lunar” [10]. No hay ni el menor atisbo de arrepentimiento en el autor de este libraco de más de mil páginas.
Particularmente los ataques aéreos de EE.UU. a Vietnam del Norte de 1969 y 1970 con miles víctimas fueron una respuesta a incursiones militares norvietnamitas en el sur que causaban la muerte de unos 400 militares invasores por semana [11]; los de diciembre de 1972 destruyendo hasta hospitales, tenían como fin de presionar al gobierno de Hanói en las conversaciones de paz que se estaban desarrollando. Parte de los resultados exterminadores de aquellos ataques era el panorama desolador descrito en su viaje. Es evidente como ante un comportamiento eminentemente bélico Kissinger aconseja a Nixon la matanza de civiles o como displicentemente destruye vidas en aplicación de su cálculo político, algo visto en el comportamiento criminal de los nazis en la Segunda Guerra Mundial, por lo cual sus jerarcas fueron juzgados en Núremberg y algunos sometidos a pena capital.
Inmediatamente nos debe venir a la mente que a este personaje le fue entregado el Premio Nobel de la Paz en 1973 por los acuerdos de paz firmados en París en aquel año con Vietnam del Norte. Algo como si una persona de manera física atormenta cotidianamente a otro ser humano y cuando deja de hacerlo por su propio interés, se le exalta como persona compasiva por cesar en el tormento.
Es de tal dimensión el impudor de este hombre, que habla como si los oprobios causados a todo un continente por su propia obra no existieran:
“Planeábamos un nuevo acercamiento con América Latina y pensábamos esgrimirlo como nuevo punto de partida para un nuevo modelo de relaciones de cooperación entre naciones industriales y las naciones en desarrollo” [12].
Las relaciones en realidad son especialmente amistosas con más abyectos gobernantes de subcontinente. El respaldo a la Junta Militar Argentina de 1976 fue clamoroso; hablando con el canciller de la dictadura en octubre de ese año otorgó reveladores consejos-ordenes:
— Kissinger: Mire, nuestra actitud básica es que queremos que ustedes tengan éxito. Yo tengo un punto de vista pasado de moda que es apoyar a los amigos. Lo que no se entiende en los EE.UU. es que ustedes están en una guerra civil. Nosotros leemos sobre los problemas con los derechos humanos, pero no vemos el contexto. Cuando más rápido ustedes tengan éxito, mejor . El problema de los derechos humanos está creciendo (en EE.UU.). Su embajador puede informarlo. Queremos una situación estable. No queremos causarles dificultades innecesarias. Si ustedes pueden terminar (la represión) antes de que el Congreso reanude sus sesiones, mejor. Todas las libertades que restituyan ayudaría” [13] (Subrayado fuera de texto)
En Chile tampoco escatimó esfuerzos para respaldar y ‘simpatizar’ con las acciones del tirano bajo su protección, al cual le expresó:
“En los Estados Unidos, como usted sabe, tenemos simpatía por lo que ustedes están tratando de hacer aquí. Yo pienso que el gobierno anterior iba en la dirección del comunismo. Nosotros le deseamos lo mejor a su gobierno” [14] .
Allí la intervención gringa venía desde los años sesenta y es intensificada gracias a las acciones de Henry Alfred, manifestándose ello en el asesinato del general René Schneider, como lo han demostrado documentos de la época ya desclasificados [15], así como en la campaña de guerra encubierta contra el gobierno del Presidente Allende hasta su derrocamiento y muerte, la de miles de chilenos y muchos más torturados, a lo cual se agregó el respaldo posterior al gobierno de facto.
Cuando Kissinger se esfuerza por emplear una jerga justificatoria de sus aviesos propósitos, sus ensimismadas concepciones alabadas por la derecha gringa, más que en pragmatismo político devienen en crueldad descarada y oscuras diatribas desatinadas y simplistas:
“Cuando la libertad degenera en anarquía, la personalidad humana queda librada al capricho de fuerzas arbitrarias como lo demuestran las aberraciones del terrorismo en las sociedades más humanitarias” [16] .
¿Habla de sus aberrantes decisiones que de acuerdo al derecho internacional constituirían terrorismo a gran escala? ¿De qué clase de anarquía habla, la del capital, la de los mercados a los cuales sirve?
En sus escritos, la muerte y destrucción causada por el gobierno de los Estados Unidos del cual forma parte como cabeza pensante, tomando decisiones en una época particularmente sangrienta (1969-1977), no existen; aparecen en la forma de resultados de costos indeseables, contingencias superables, obstáculos salvables, consecuencias de imperiosas necesidades, pujas de poderes ideológicos, orgullos nacionales, costos políticos, etc.
Lo peor de todo es que este inmigrante con una vida de afanosa búsqueda de aceptación de parte de la élite gringa, aún posee injerencia dentro de las políticas imperialistas de Washington, las cuales no se derogan sino se van aplicando capa sobre capa acumulándose con directrices y decisiones posteriores; desafortunadamente para millones de personas de una u otra manera Kissinger extiende su poder exicial todavía por estos tiempos en variadas regiones del planeta.
Evidencia de ello el documento de Kissinger Memorándum del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. NSSM 200 de diciembre de 1974, elaborado en ejercicio de su cargo como Secretario de Estado de Ford, con su pesado lenguaje neopositivista establece unos planes específicos de abusivo y atroz control de la natalidad sobre poblaciones que habitan sobre recursos minerales codiciados por EE.UU. que pueden ser estimadas hacia un futuro como demasiado numerosas por lo cual pueden ejercer una presión obstaculizadora del flujo de esta riqueza hacia el norte [17]. Entre otras diez naciones Brasil, México y Colombia representan un problema demográfico de acuerdo a Kissinger; estas dos últimas se encuentran en la actualidad copadas militarmente por el gobierno de la Casa Blanca y el saldo desfavorable en vidas humanas es ostensible para sus pueblos.
Los recursos naturales poseídos por estos países estimados como demasiado poblados y su escases en estos tiempos de crisis ha acelerado el interés por apropiarse de los mismos. La respuesta de acuerdo a estos postulados son programas de esterilización forzada o bajo engaños en poblaciones vecinas a estos recursos, patrocinadas por agencias como la nefasta USAID, así como los desplazamientos forzados de poblaciones incómodas en conflictos de baja intensidad. El Memorándum NSSM 200 mimetizadamente se encuentra vigente.
En el sumun del cinismo y equivaliendo a un sarcasmo Kissinger declara ante auditorios domésticos de su país adoptivo, que los EE.UU. son demasiado idealistas para basar su política en el interés nacional [18]. Sin comentarios.
La ilimitada cooperación con el fraude colectivo de este hombre acostumbrado a la falacia, la minimización o la exageración trapacera, también se encuentra dentro de sus facetas como cogobernante en su total apoyo a la farsa planeada por el gobierno del perverso Richard Nixon respecto al propagandístico viaje a la luna del Apolo XI en julio de 1969, mencionándola con categórico desprecio por la honestidad [19]. En este aspecto del desdén de Kissinger por la gente, incluso la que nominalmente representaba, adquiere cimas de desfachatez inalcanzables para personajes aún vivos.
Los mismos estadounidenses reconocen en Kissinger a un ser indigno de confianza alguna, como se demostró cuando ese otro candidato a los estrados judiciales, George W. Bush (2000-2008), le nombra en la Comisión sobre el esclarecimiento de los ataques del 11-S de 2001, y las familias de las víctimas le rechazan argumentando sobradamente que es un hombre pérfido dado a toda clase de tretas en favor de la Casa Blanca, como bien lo saben los pueblos afectados [20].
Este hombre que se hace llamar ‘Doctor Kissinger’ algo inusual para alguien en Estados Unidos sin ser médico, de ostentosa e ilimitada vanidad, que se paseaba con generales golpistas en estadios de fútbol, asesora gobiernos dictatoriales, es remunerado con cifras astronómicas por sus previsibles autoexculpaciones en conferencias, es más criminal que todos los que podemos ver en las páginas de la crónica roja en la región latinoamericana en varios años. No obstante, es absolutamente remoto que sea juzgado y menos condenado por su cadena de graves delitos.
Aún así autoridades judiciales de Francia, Chile, España y Argentina le han requerido para interrogatorio sobre su autoría mediata en desapariciones y torturas dentro del tenebroso ‘Plan Cóndor’ e incluso la desaparición de un estadounidense en Chile [21]; documentos de su propia autoría le comprometen en los crímenes [22]. En París en 2001 una citación judicial le hizo salir mal humorado y a toda prisa de un hotel; es demasiado poco para un delincuente que empequeñecería a varios condenados en Núremberg, empero es al menos una tentativa de inicio de la aplicación de justicia a un exfuncionario de un gobierno que amenaza con el empleo de su colosal fuerza a los restantes del planeta, no faltando .reproches y rechazos directos por sus delitos de guerra en su propio país [23].
El agudo escritor estadounidense Gore Vidal, recientemente fallecido, le colocaba hace poco más de una década en las justas proporciones:
“Si le llevan a juicio, Pinochet va a cantar. Y si lo hace, desde luego espero que arresten y juzguen a Henry Kissinger por lo que hizo a Chile y a Camboya. En mi opinión, Kissinger es el mayor criminal de guerra en libertad sobre la faz de la tierra. Si arrestaran a Kissinger, en Estados Unidos correría el pánico, porque el Gobierno norteamericano está profundamente incriminado en Nicaragua y Guatemala, y en Irán en la época del Mossadeq. Nos hemos dedicado a ello sin parar desde 1953, a derrocar Gobiernos y asesinar a líderes. Antes que eso vino 1898 en Filipinas. Y no cuento el genocidio de los indios. Todo esto será examinado si Pinochet señala a Kissinger” [24] .
Pinochet sufrió al final solo un confinamiento lujoso por un poco más de un año en Londres, empero alguna angustia sufrió, salvado al final por el gobierno británico. Kissinger no se vio entonces delatado por su subalterno, y al final por estas vicisitudes y por su avanzada edad no abandona los EE.UU., que viene a ser, como consuelo, un gigantesco confinamiento.
En materia de justicia por ostensibles violaciones a los derechos humanos aún existe un largo recorrido por llegar al umbral de una efectividad al margen de las relaciones de poder entre estados, así existan tribunales como la Corte Penal Internacional y jurisdicción universalizada; las naciones pobres deben sufrir los desafueros de las poderosas sin esperanza de hacer valer derechos consagrados en normas nacionales y tratados multinacionales, de su parte los ricos con su poder militar fabrican completa impunidad para los suyos y sus fieles y cercanos servidores.
Pero esa misma injusticia por vía de las armas envileciendo a quienes la imponen, tarde o temprano aparecerá como fuente de destrucción de gobernantes pretendidamente por encima de tribunales y cortes, pues la justicia es la substancia misma de la existencia de las sociedades. El pueblo estadounidense deberá luchar por hacer efectivos principios de justicia y equidad en su propio suelo lo cual no puede producirse sin un cambio social, antes de la extensión de más oprobios de los ya impuestos en su propio suelo, con lo que a su vez ayudará a sus hermanos habitantes de otros continentes.
Si se desea avanzar en procura de una mejor convivencia en las sociedades y entre las mismas ha de superarse aquella expresión de Anacarsis (Diógenes Laercio. Vida de los Filósofos Más Ilustres: Solón): "Las leyes, son como las telarañas; pues éstas enredan lo leve y de poca fuerza, pero lo mayor las rompe y se escapa".
Notas:
[1] Ya fueron condenados 262 represores de la dictadura. Los Andes. Octubre 27 2011. http://www.losandes.com.ar/notas/2011/10/27/fueron-condenados-represores-dictadura-602738.asp
[2] Muy pocos ex represores chilenos cumplen penas, alerta ONU. El País. Agosto 23 2012. http://www.elpaisonline.com/index.php?option=com_content&view=article&id=60445:muy-pocos-ex-represores-chilenos-cumplen-penas-alerta-onu&catid=6:opinion&Itemid=7
[3] En Chile hay aún 1.268 juicios en trámite por crímenes de la dictadura. Vanguardia Marzo 1 de 2012. http://www.vanguardia.com.mx/enchilehayaun1268juiciosentramiteporcrimenesdeladictadura-1229502.html [4] Mujica reactivará 88 juicios contra la dictadura uruguaya. Ana Delicado. Julio 1 de 2011.Público. http://www.publico.es/internacional/384794/mujica-reactivara-88-juicios-contra-la-dictadura-uruguaya
[5] Pinochet rendía examen ante su mentor. Secreto Nodis Departamento de Estado Desclasificado Memorándum de Conversación. Objeto: Relaciones Chilenas – U.S., junio 8 de 1976. Santiago de Chile. http://www.derechos.org/nizkor/chile/doc/statepino.html
[6] Christopher Hitchens. Juicio a Kissinger. Editorial Anagrama S.A. Barcelona 2002. Pag.11 a 13 y 103. [7] Hitchens. Pag.126
[8] The Kissinger Telephone Conversation Transcripts. Document 2: “ We Can Bomb the Bejesus Out of Them” .http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB263/19720415-1130-Nixon.pdf
[9] Memorias. Editorial Atlántida S.A. Buenos Aires. 1982. Pag.29
[10] Memorias. Pag.29, 30
[11] Diplomacia. Fondo de Cultura Económica. México 1994. Pag.687.
[12] Memorias. Pag.15
[13] Kissinger to Argentines on Dirty War: "The Quicker You Succeed The Better". The National Security Archive. Documento 6. http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB104/index.htm Transcripción al español Clarín. Kissinger aconsejó a la dictadura apurar la represión ilegal en 1976. e946f919-02d2-41f5-9ef5-57c8820b738e Y2:e946f919-02d2-41f5-9ef5-57c8820b738e http://old.clarin.com/diario/2003/12/04/p-01001.htm
[14] Secreto Nodis Departamento de Estado Desclasificado Memorándum de Conversación. http://www.derechos.org/nizkor/chile/doc/statepino.html
[15] Miles de documentos confirman que EEUU apoyó el golpe de Pinochet en 1973. El Mundo.es. noviembre 17 de 2012. http://www.elmundo.es/america/2010/11/18/noticias/1290035186.html
[16] Henry Kissinger: Afirmaciones Públicas. Emecé Editores. Buenos Aires 1981. Pág. 81
[17] National Security Study Memorandum. NSSM 200. Implications of Worldwide Population Growth For U.S. Security and Overseas Interests. (THE KISSINGER REPORT). December 10, 1974.
[18] Diplomacia. Pag. 687.
[19] William Karel. Opération Lune. (El Lado Oscuro de la Luna). Arte France Point du Jour 2002. Minuto 22.33, especialmente 23.06 a 34.40; también ver 30.05, 37.05, 38,18, 43.10. http://www.youtube.com/watch?v=b9lw6bqiWGs
[20] 9/11: Press for Truth. Roy Nowosielski. Standard Issue Films. Banded Artist Productions. http://topdocumentaryfilms.com/911-press-for-truth/ Minuto 16.40 a 17.50 aprox.
[21] El periodista Charles Horman, sobre el cual el director Costa Gavras realizó la película ‘Desaparecido’ (Missing en inglés) http://www.elcorreo.eu.org/Kissinger-Siracusa-y-el-Plan?lang=fr
[22] http://www.elcorreo.eu.org/Kissinger-Siracusa-y-el-Plan?lang=fr
[23] War Criminal Henry Kissinger confronted don Bilderberg and Mass Murder. http://www.youtube.com/watch?v=W4xgfaBTlt4
[24] Mijail Skafidas. Los Grandes Autores Saben Que Nada Tiene Sentido. Gore Vidal Escritor. El País. Abril 13 de 1999. http://elpais.com/diario/1999/04/13/cultura/923954401_850215.html
Alberto Rojas Andrade
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