EL ABUELO
Prescott Sheldon Bush estudiaba en Yale University, New Haven, Connecticut, allá por los años de la Primera Guerra Mundial y pertenecía a una fraternidad estudiantil llamada “Skull and BonesSociety” (Sociedad del Esqueleto y los Huesos) cuya ceremonia de iniciación era un reflejo leal del violento y corrupto imperio: los estudiantes se reunían en un sótano, no siempre de la universidad, el novato se acostaba desnudo en un ataúd, se cubría con huesos humanos que habían sido sacados de las tumbas profanadas de New Haven y, mientras se masturbaba delante de todos, contaba en alta voz sus experiencias sexuales. Este culto al sexo y la muerte se vería más generalizado unos años después en muchos otros lugares, sobre todo en AbúGhraib, adonde el sadismo y la obscenidad llegaron a límites que no se han visto jamás.
En 1917, Prescott y otros estudiantes de Yale profanaron la tumba de Gerónimo, el héroe Apache, y se robaron sus huesos, que utilizarían, también, en sus novatadas de féretro, aplausos y esperma.
A fines de los años 30, Prescott dirigió la Union Banking Corporation, que ayudó a financiar la tiranía de Adolfo Hitler. Al entrar este país en la guerra, el gobierno confiscó el banco por comerciar con el enemigo (“Trading with the Enemy Act”, 1942). Otras de sus empresas posteriores se beneficiaron con los productos que creaban los prisioneros en los campos de concentración nazis.
Después de la guerra, Prescott mantuvo sus negocios con los que aún seguían siendo nazis, a través de Fritz Thyssen, hasta 1952, en que, quizás como un premio a sus hazañas, fue electo senador federal por Connecticut.
EL PADRE
Hay muchos libros serios escritos sobre George Herbert Walker Bush, que perteneció a la misma fraternidad macabra y realizó las propias novatadas en Yale, que lo señalan como el gran padrino de la droga a nivel mundial desde que, como superoperativo de la CIA, llegó a Beirut, en 1956, para controlar el tráfico de hashish y heroína que llegaba al Líbano desde el Oriente y, después, alcanzaba Europa y Estados Unidos.
Su trayectoria en este sentido incluye su participación secreta en la creación, en los años 70, del mayor centro productor de heroína del mundo, en Chiang Mai, Tailandia; en la formación original de “La Mafia Cruceña”, en Bolivia, que llegó a ser el mayor productor de pasta de coca del mundo (el famoso “Cocaine Coup”, dirigido por el coronel Luis Arce Gómez, en julio de 1980, fue perpetrado en complicidad con este Bush, única vez en la historia que se ha dado un golpe de Estado para aumentar la producción de cocaína); en la creación de “La Compañía”, en Antioquia, Colombia, con la familia Ochoa, que llegó a ser el mayor productor de clorhidrato de cocaína del mundo; en el escándalo Irán-Contra, en que se traicionó al supuesto aliado, Irak, para venderle armas a su enemigo, Irán, en los momentos en que cientos de miles de seres humanos morían, de ambos bandos, en aquella guerra de los años 80.
El desenlace de aquel escándalo fue la participación de los contra nicaragüenses para introducir en Estados Unidos, desde Colombia, veintisiete toneladas de cocaína pura –con un valor en la calle, o streetvalue, de cientos de millones de dólares--a través de una finca en Costa Rica, propiedad de un estadounidense que era operativo de la CIA, próxima a la frontera nicaragüense. De allí se traía la droga a dos aeropuertos, uno en Fort Lauderdale, Florida, y otro en Mena, Arkansas. Se cree, además, que Bill Clinton, gobernador entonces de Arkansas, fue cómplice de Bush, entonces vicepresidente, en esta operación, y que utlizó para ello a su medio hermano Roger Clinton y a su cuñado Tony Rodham, hermano de la hoy Canciller y portavoz del terrorismo nuclear, Hillary Rodham Clinton.
Al Viejo Bush, como se le conoce hoy, se le señala, además, como el enlace entre Allen Dulles, Richard Helms y David Attle Phillips con Howard Hunt en el asesinato deKennedy. Hunt fue el hombre que vino a Miami y formó el grupo que, según se cree, conspiró para matar a Kennedy: Macho Barker, Frank Sturgis --Frank Fiorini--, Yito del Valle, Herminio Díaz, Eugenio Rolando Martínez y otros. Se cree que Díaz y Martínez fueron los que le dispararon a Kennedy desde el “grassy knoll”, la pequeña loma que se hallaba cerca de la limosina presidencial, en el centro de Dallas, cubierta de altos arbustos (Nota: hace unos días, dos años después de ser publicado este artículo, aparecieron nuevas evidencias que vinculan al Viejo Bush en el asesinato de Kennedy)
Los mayores crímenes del Viejo Bush no fueron, sin embargo, los mencionados, sino la invasión a Panamá, en diciembre del 89, y la agresión a Iraq (Guerra del Golfo), trece meses después. En el primero, cientos de personas pobres, entre ellas decenas de niños pequeños, fueron asesinadas, de madrugada, en sus propios hogares, en el Corregimiento Chorrillo, cercano al centro de mando del general Noriega. En el segundo, el imperio asesinó a más de 125,000 cien mil iraquíes y kuwaitíes, sólo porque el gobierno de Saddam Hussein tuvo el justo valor de recuperar Kuwait, una parte integral de Mesopotamia desde hace nueve mil años, que los imperialistas británicos, maestros del imperio yanqui, le arrancaron, a fines del siglo 18, cuando era dos zurreinatos del Imperio Otomano, en complicidad con los tatarabuelos de los actuales emires kuwaitíes. Cabe señalar que la diferencia de todo tipo que pueda haber entre un kuwaití y un iraquí es similar a la que hay entre un pinareño y un habanero o un cordobés y un sevillano, suponiendo que, en este último caso, ambos sean del mismo origen íbero o el mismo árabe
¿Por qué la CIA controla el negocio de la droga? Pues, sencillamente, por dinero –enormes cantidades de dinero— y para controlar mentalmente a millones de ciudadanos que, inmersos en el alucinante mundo de la droga, no se ocupan de atentar ni conspirar ni dañar ni siquiera intervenir en la vida pública, o sea como una forma de desinteresar a la población de los problemas políticos nacionales para que la pequeña élite misteriosa que dirige en secreto a este país pueda realizar su labor sin conflictos ni interferencias. Ejemplo: las elecciones presidenciales del 2004 en Estados Unidos, y casi todas las anteriores, en que ni siquiera votó la mitad del electorado.
Parte esencial de esta conspiración son los múltiples programas asquerosos de la “television basura” –trash TV--; la lucha libre, repleta de fingido salvajismo y obscenidades reales; la pornografía, incluyendo la de padres teniendo relaciones sexuales con sus hijos y madres con sus hijas, que se divulga hasta por la Internet, a la que pueden tener acceso muchos niños; las películas ultra-violentas que salen de Hollywood; el fanatismo excesivo en los deportes; la educación mediocre en todos los niveles; la música epiléptica y estruendosa … y muchas cosas más. Detrás de todo esto, está la élite misteriosa que gobierna en secreto a este país, y su instrumento, la CIA, y ahora el Homeland Security Department, síntesis de las SS y la Gestapo de la era nazista en Alemania. En todo esto, el hombre clave, desde 1956, ha sido G.H.W. Bush.
LA MADRE
Mientras su esposo era Vicepresidente y Presidente, Bárbara Bush, fue, durante varios años, CEO –Chief Executive Officer o Jefe Ejecutivo-- de Unicor, una compañía privada que se dedica a explotar el trabajo esclavo de los presos federales, que son más de 150 mil en todo el país; y es posible que aún lo siga siendo a través de su actual jefe ejecutivo Kenneth Rocks. Es decir, la nuera imita al suegro, pero no esclavizando a los presos de los nazis, sino a su propio pueblo, porque no es cuestión de ideología ni guerra, sino dinero. Los presos ganan de 35 centavos a $1.15 la hora, o sea mucho menos del salario mínimo --$6.15 la hora--, y crean productos que se venden a precios de mercado.
Unicor es una de las diversas compañías que tienen el monopolio de esta infamia. Algunas de ellas explotan, también, el trabajo esclavo de los presos estatales, que son más de un millón y medio en todo el país.
Quizás esta anciana señora no tenga una culpa directa en algo tan infame como la explotación del trabajo esclavo. Se sabe que el dueño real de Unicor ha sido su esposo y que ella es sólo una fachada, un front. En su juventud, cuando conoció al que después iba a ser su esposo, esta señora era maestra, lo cual prueba en ella cierta sensibilidad. Si hubiera seguido siendo maestra no se hubiera involucrado en algo tan vil ... pero se casó.
¿Se imagina el lector que, por ejemplo, Zapatero de España, Cristina Kirchner de Argentina, Calderón de México, Lula da Silva de Brasil, Chávez de Venezuela, García de Perú u otros jefes de Estado fuesen, asimismo, dueños de una de las compañías que explotan el trabajo esclavo de los prisioneros de sus respectivos países? ¡El escándalo sería gigantesco, tendrían que renunciar a sus cargos y huir de sus países! Bueno, pues eso mismo sucedió aquí en Estados Unidos ... ¡y no pasó nada!
LOS HERMANOS
Neil y Jeb le robaron al pueblo estadounidense cientos de millones de dólares, hace 25 años, cuando el Viejo era Vicepresidente, en el escándalo de los “Savings and Loans Associations”. Se ha dicho que éste es “el robo más grande de la historia de Estados Unidos”, pues le ha costado a sus contribuyentes –taxpayers--, hasta ahora, 1.4 trillones de dólares --o billones, en la medida española--, pues el gobierno federal tuvo que cubrir todas las pérdidas de los millones de ciudadanos que invirtieron en esas instituciones financieras. Teniendo en cuenta el dinero que se robaron y el que ha tenido que pagar el Estado, o sea el pueblo, Neil, Jeb y sus socios son los más grandes ladrones de la historia.
UN IGNORANTE EN LA CASA BLANCA
¿Cuál es la historia de este otro Bush que hoy es presidente? Nada diré de su niñez privilegiada ni de su adolescencia inútil ni de su juventud cobarde, --se negó a ir a una guerra de la que su padre era uno de sus jefes--, ni de que no realizó estudios serios ni de que nunca tuvo un empleo fijo ni de que usó drogas ni abusó del alcohol. No. Nada diré de nada de eso.
Cuando ya tenía más de cuarenta años y era gobernador de Texas --Tejas: territorio mejicano ocupado ilegalmente por el Imperio desde 1845-- se ejecutó en ese Estado más personas que en ningún otro del país en toda su historia y que en ningún otro país del mundo en la misma época, en su mayoría de origen latino o africano. Jamás el Gobernador concedió una sola conmutación de pena, por lo que hay que deducir que su aficción por la sangre no surgió en la Casa Blanca. Veamos una síntesis de sus crímenes:
La antidemocracia: George W. Bush fue “electo” en noviembre del 2000 por un evidente fraude electoral y por la flagrante violación de las leyes electorales de Florida y de la Constitución de Estados Unidos. Para que esto pueda ser entendido por quienes no conocen el sistema electoral de este país, es preciso explicarlo en forma simple.
El Colegio Electoral elige al Presidente sin que cuente para ello, directamente, la voluntad mayoritaria del pueblo. Voto popular es el que emite cada ciudadano con derecho al voto; votoelectoral es el que representa a cada Estado, no a cada persona, y en su conjunto forma el Colegio Electoral.
De acuerdo a este antidemocrático sistema electoral, un candidato puede ser electo por la minoría del pueblo ya que quien tenga mayor número de votos populares en un Estado se lleva todos los votos electorales de ese Estado. Por ejemplo: el candidato presidencial #1, llamémosle John, saca en California, digamos 6.500,000 votos y el candidato presidencial #2, llamémosle Peter, saca 6.495,000 votos populares. Aparte de que en este caso se ve, como siempre, la baja concurrencia a las urnas, pues no llega ni al 45%, la diferencia popular entre John y Peter es mínima, sólo de cinco mil votos; pero los 55 votos electorales de California van íntegramente a John y ni uno solo a Peter. En la misma elección, John saca, por ejemplo, en Dakota del Sur, 20,000 votos, pero Peter obtiene 180,000, o sea 160,000 más que John. Este triunfo sólo le da a Peter 3 votos electorales. O sea que, sumando conjuntamente el voto popular y el electoral, Peter tiene 155,000 votos populares más que John; pero éste tiene 52 votos electorales más que aquél. Si esta diferencia entre el voto popular y el electoral se mantiene proporcional en el resto del país, John sería electo Presidente porque ha ganado el colegio electoral, a pesar de que el perdedor Peter tendría varios millones de votos populares más que el ganador John.
John Quincy Adams, Rutherford B. Hayes, Benjamin Harrison y George W. Bush fueron electos presidentes, a pesar de que la mayoría del pueblo estadounidense votó por el candidato que perdió la elección.
Si eso es democracia, entonces Clístenes era vendedor de aceitunas en el Pireo y Rousseau, coime de billar en Ginebra.
La elección presidencial de noviembre del 2000 estaba muy reñida en todo el país en cuanto a votos electorales, a pesar de que Al Gore tenía medio millón de votos populares más que Bush. Estaban casi empatados en cuanto a votos electorales en todo el país y la elección en Florida aún no se había decidido, pues la diferencia era de unos pocos cientos de votos populares. Quien ganara Florida llegaba a los 270 votos electorales y era elegido Presidente. De acuerdo al código electoral de Florida, si la diferencia en votos populares entre los dos candidatos es menor al 1%, hay que ir a un recuento general de votos en todo el Estado o a una nueva elección, a no ser que el candidato que sacara menos votos en esa diferencia mínima aceptara su derrota antes del recuento. Al día siguiente de la elección, se informó que Bush tenía unos 400 ó 500 votos más que Gore, o sea apenas un 0.01% de la votación total o la décima parte del 1% requerido para un conteo general en el Estado o una nueva elección ... pero no se hizo ni lo uno ni lo otro.
Katherine Harris, Secretaria de Estado de la Florida, y dirigente de la campaña estatal para elegir a Bush, nombrada para ambos cargos por el gobernador Jeb Bush, hermano menor de George, certificó que en la votación del Estado, Bush había obtenido 539 votos más que Gore y, en una decisión posterior, la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, cuya mayoría eran miembros del propio partido de Bush, decidió que la certificación de Harris era correcta y tenía que ser aceptada. Con lo cual Bush ganaba la elección que, de acuerdo a la voluntad “soberana” del pueblo, había perdido.
Otros hechos aun más ilegales y vergonzosos salieron a relucir unos días después. En los vecinos condados Broward, cuyo centro es Fort Lauderdale, y Miami-Dade, cuyo centro es Miami, que cuentan con la mayor población del Estado, miles de votos fueron anulados, sobre todo de votantes afroestadounidenses. Varios de los funcionarios de estos centros de votación eran estadounidenses de origen cubano, defensores fanáticos de todo lo que sea reacción, o sea del Partido Republicano de Bush. Se cree que más de veinte mil votos de afroestadounidenses, en especial en esos dos condados, fueron anulados sin motivo alguno, y que en más de un 90% eran votos de Gore. Una chusma de origen cubano, pagada por la mafia ultraderechista de Miami, amenazó a varios miembros de algunos centros de votación en que se estaba llevando a cabo un recuento provisional de votos. La policía no intervino, a pesar del evidente crimen, y el conteo fue suspendido.
En toda democracia moderna, sea capitalista, comunista, monárquica-constitucional, socialista, socialdemócrata, popular o de cualquier otro matiz o mezcla de matices, el primer poder del Estado es el legislativo, no el ejecutivo ni el judicial. En el 2000, se desconoció este principio, clásico de toda democracia, y se le dio a la Corte Suprema de Justicia el poder que sólo pertenece al Congreso, con lo cual se violó la Constitución del país, por primera vez, en este sentido, en la historia de Estados Unidos.
George W. Bush fue, en efecto, al menos en su primer período, un Presidente inconstitucional, un golpista. No todos los golpes son como los de Batista, Pérez Jiménez, Rojas Pinillas ni Pinochet; aunque, a veces, el uso brutal de la ley es tan bestial como la brutalidad de la fuerza.
¿Por qué Al Gore aceptó un fraude tan evidente? Varios analistas sugirieron, entonces, que fue amenazado de muerte por agentes secretos del Complejo-Militar-Industrial-Terrorista, que constituye el poder real en este país, que necesitaban que Bush fuera presidente para que no se malograra el 11 de Septiembre y sus cuatro retoños, la guerra de Afganistán, la guerra de Iraq, el bombardeo a Pakistán y el Acta Patriótica –Patriot Act—que ha tratado de convertir al país en una dictadura.
El 11 de Septiembre: hay muchas evidencias que señalan la culpabilidad directa Bush, Cheney, Rumsfeld y otros criminales en aquel gran atentado terrorista, pero ya éste es un un tema que requiere un estudio mucho más amplio. Véase mi artículo “¿Quién fue el culpable del 11 de Septiembre” que aparece en el archivo de Kaos, bajo mi nombre, con fecha 26 de junio del 2008.
La guerra de Afganistán: si esas evidencias no eran reales y, efectivamente, Osama bin Laden era un enemigo del Imperio que preparó los atentados del 11 de Septiembre, entonces estaba justificado que el Imperio tratara de apresarlo en Afganistán, pero no a que asesinara a cientos de miles de civiles inocentes con los bombardeos indiscriminados a los que sometió al pueblo afgano, en los que murieron familias en sus hogares, niños y jóvenes en sus escuelas, enfermos en sus hospitales, ancianos en sus asilos, obreros en sus talleres, campesinos en sus siembras. Más de medio millón de seres humanos han muerto en Afganistán en estos seis años y medio de guerra continua y el único éxito que ha logrado el imperio en ese país es convertirlo, otra vez, en el primer productor mundial de amapola, con el 90% de la producción mundial. ¿Estará el Viejo Bush, ya casi con noventa años, detrás de este renovado y multimillonario negocio de heroína? ¿Se seguirá reuniendo, en secreto, con los grandes señores que controlan la producción de amapola en las tierras afganas, como lo hacía con los libaneses en Beirut, los tailandeses en Chiang Mai, los bolivianos en Santa Cruz y los colombianos en Antioquia? Dudo que este anciano esté reviviendo sus mocedades, cuando, como superagente y después director de la CIA, era el capo di tutti capi del hashish, la heroína, la marihuana y la cocaína en el mundo. Sus discípulos de la CIA deben estar ocupándose ahora de esos negocios.
La guerra de Iraq: cuando Osama estaba rodeado en las montañas del sur de Afganistán, en marzo del 2,003, Bush decidió invadir a Iraq usando, en gran parte, a los soldados que estaban asediándolo. Hasta un niño de tres años exclamaría: “¡Qué raro!”.
¿Tenía Iraq armas de destrucción masiva –Weapons of Mass Destruction, WMD— como dijo Bush para justificar la invasión? Ha pasado cinco años del inicio de la guerra y no se ha encontrado ni el menor indicio de las armas de las que Estados Unidos es el principal arsenal del mundo, pues tiene más de ellas que el resto del mundo junto.
Esta es la más injustificada e inmoral de todas las guerras de la era moderna. Se cree que por sus acciones directas y consecuencias indirectas, ha muerto de medio millón a un millón de iraquíes, y más de cuatro mil soldados del imperio.
Iraq, la milenaria Mesopotamia, cuna de la civilización, o sea de la Revolución Agrícola, y miles de años después, tierra gloriosa en la que surgieron las ciencias, las artes y las letras –casi nada--, está envuelta en otra enorme tragedia, la guerra civil, pero no entre los que apoyaban a Hussein y los que se le oponían, sino entre las dos grandes facciones musulmanas del país, Chiíta y Sunita, y aun entre Chiítas y Chiitas y Sunitas y Sunitas, y todos contra la invasión imperialista que es la causa primaria de lo que está sucediendo hoy en el país, desde la catástrofe humana y los grandes bombardeos hasta los combatientes que se convierten en bombas y se inmolan y matan a diestra y siniestra, protestando con más cólera que locura por la violación y el martirio de su patria.
Abú Ghraib: el mundo entero recuerda, con espanto, las fotos de Abú Ghraib, en las que unos soldados del imperio invasor someten a varios prisioneros iraquíes, en esa cárcel cercana a Bagdad, en su propia patria, a las más hirientes y degradantes torturas que recuerda la memoria humana, y, después, contemplan, sonrientes, alborozados, a los que les han arrancado los ojos y los órganos genitales, y han sido mordidos por perros feroces y se apilan desnudos unos sobre otros y son obligados a tener relaciones sexuales y son suspendidos por largas horas con los brazos en alto y la cara cubierta por una capucha y han sido golpeados con gruesos bastones y han dejado en el piso pequeños lagos de sangre y materia.
Un editorial de The New York Times, el periódico más prestigioso de Estados Unidos, publicado este 20 de abril (del 2,008) y titulado “The torture sessions” –“Las sesiones de tortura”--, dice, entre otras cosas: “Con el conocimiento y el apoyo del presidente Bush, algunos de los más altos funcionarios del país no sólo aprobaron el abuso de los prisioneros, sino que participaron en el plan detallado de los crueles interrogatorios y ayudaron a que se creara la estructura legal para proteger de la justicia a los que recibían las ordenes”. Además: “Hemos leído los memorandums del Secretario de Justicia definiendo la tortura y aduciendo que, en este sentido, Bush no tenía que cumplir la ley”.
¿Conocía Bush lo que estaba sucediendo en Abú Ghraib? El editorial del Times no lo aclara, pero, conociendo los otros crímenes cometidos por él y su familia, es fácil suponer que lo sabía. Tampoco menciona el editorial las torturas a que eran sometidos los prisioneros en Guantánamo. Hace algún tiempo, un prisionero de esta base naval que el imperio mantiene a la fuerza, violando el tratado de arrendamiento que vencía en el 2001 y burlándose de la protesta de todo el pueblo cubano, se fue arrancando el cabello y dándose golpes en la cabeza durante toda una noche. Lo encontraron muerto por la mañana en su celda. En el piso estaba todo su cabello.
Las torturas de Abú Ghraib fueron conocidas por las fotos publicadas, pero ... ¿cuántas torturas aun peores no habrán hecho los soldados del Imperio de las que no hay constancia, en cárceles de las que ni siquiera se sabe que existen? ¡Prisiones secretas no tuvieron Assurbanípal ni Atila ni Gengis Khan ni Tamerlán ni Torquemada ni Robespierre ni Hitler ni Trujillo ni Pinochet ni Fujimori! En este sentido ... George W. Bush ha roto todos las marcas.
Algunos de los soldados que participaron en aquello, y los oficiales que lo permitieron, fueron llevados a juicio militar. Unos fueron declarados inocentes, otros recibieron leves sentencias, como la de la joven soldado que, en una de las fotos, mira sonriente a la cámara junto a un hombre sin ojos y a un hombre sin falo, levantando el pulgar de una mano en señal de triunfo. Casi todos ya están en libertad. ¿Acaso Nixon no indultó al teniente Calley, el monstruo de My Lai? Un gobierno de honor los hubiera fusilado a todos.
El pueblo: mientras el Imperio gasta y debe gastar más de un trillón de dólares en esas guerras, el pueblo de Estados Unidos paga las consecuencias. Jamás desde la Gran Depresión que comenzó con el crash bancario de 1929, un gobierno ha sido más enemigo del pueblo, ni más hostil al trabajador, ni más amigo del que explota el trabajo. Se han eliminado programas sociales que existían desde la época de Franklyn Delano Roosevelt que han afectado la salud, la educación, la familia, las artes, las investigaciones científicas, el cuidado de los niños, y se están gastando los fondos del Seguro Social, con lo que se pone en peligro el retiro de los que hoy aún trabajan y de los que ya lo disfrutan después de haber trabajado toda una vida. Los salarios se han mantenido fijos por muchos años, pero los precios de todo se han duplicado y triplicado –comida, medicina, alquiler, ropa, gasolina, seguros obligatorios, transporte, diversiones, etc--, por lo que, en rigor, el salario es la mitad o la tercera parte de lo que era hace unos años. Cientos de miles de personas han perdido sus casas, que financiaban con el banco, y otros tantos las viviendas que alquilaban, por lo que la población desamparada –homeless— ha llegado a límites históricos (Nota: un diario de Miami publicó ayer, 15 de julio del 2,010, en cintillo desplegado de primera, “Un millón de casas serán reposeídas”) El delito, violento o no, ha aumentado en forma alarmante. Los jueces, fiscales y abogados defensores no dan abasto. Las cárceles están repletas. La inseguridad en las calles es la peor desde la era de Al Capone. Graves secuestros y asaltos bestiales suceden ahora todos los días. La policía de varias ciudades ha amenazado con irse a la huelga porque sus miembros están trabajando muchas horas, de día y de noche, y tienen que hacerlo con sueño ... con el sueño “americano”.
La economía:John Stiglitz, Premio Nóbel de Economía y ex-presidente del Banco Mundial, acaba de declarar en la telemisora CNBC: “Estados Unidos se acerca a la peor crisis económica desde los años 30”.
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