martes, 19 de marzo de 2013

El rostro de la guerra: fotografías de soldados antes, durante y después de Afganistán

La serie ‘We Are The Not Dead’: Soldiers on Afghan Mission, del fotógrafo escocés Lalage Snow, retrata, literalmente, los devastadores efectos de una guerra sobre la psique de los combatientes.

Mucho se ha hablado sobre la guerra, sobre su esencia ligada a una intención –tal vez primitiva– de dominar, sobre los desmoralizantes efectos que imprime en una sociedad y el monumental costo financiero, ético, psicológico y vivencial que implica. Hoy imaginamos, con relativa fidelidad y gracias a ciertos reportajes, filmes, y crónicas, que el participar en una guerra puede ser, comprensiblemente, un evento devastador para la naturaleza humana. Pero lo cierto es que pocos documentos retratan de manera tan contundente las implicaciones que una experiencia bélica puede tener en la psique de una persona, como la serie ‘We Are The Not Dead’: Soldiers on Afghan Mission, del fotógrafo escocés Lalage Snow.

A lo largo de ocho meses, Snow retrató a soldados británicos del 1er Batallón pertenecientes al Regimiento Real de Escocia, enfatizando en tres momentos claves: antes de que partieran a la guerra, durante su estancia ahí, y una vez que regresaron a sus hogares. Cada secuencia fotográfica se acompaña de los pensamientos y sentimientos emitidos por los soldados participantes.

Llama la atención un determinado patrón que envuelve a las secuencias y que pudiese ser descrito de la siguiente manera:

El antes: observamos a jóvenes escoceses, algunos con un cierto halo de ingenuidad, de frescura, y aunque en la mayoría se puede percibir una cierta decisión ante su provenir, también denotan expectación y, particularmente, temor…

El durante: observamos a estos mismos soldados pero ahora parecen inmersos en una especie de trance, de hipnosis dinámica que endurece notablemente sus rostros. En sus miradas se puede percibir una cierta fiereza, una sobre estimulación alieneante que tal vez enmascara un presente aterrador.

El después: si tuviésemos que sintetizar en una sola palabra los “después” de estos soldados, esta sería perturbación. Prácticamente todos comparten una cierta malicia que resulta inquietante, y que se combina con un destello de desolación…

Chris MacGregor, 24.

Sean Patterson, 19.

Michael Swan, 20.

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