lunes, 27 de febrero de 2012

Los muros gritan lo que los medios callan

Y ya que estamos hablando de muros,
un muro sin graffiti
es como un mundo sin rebeldes,
es decir, no vale la pena.
Don Durito de la Lacandona.

“El miedo paraliza, el coraje se organiza”


Con este nombre, Convergencia Gráfica, integrada por La Otra Gráfika, Escuela de Cultura Popular Mártires del 68, Sublevarte Colectivo, Justseeds, Cordyceps, ZAM, Furia de las Calles, Gráfica de Lucha, Casa Naranja y Hacklab Autónomo, lanzó una convocatoria invitando “a artistas plástic@s, gráfic@s y visuales, estudiantes de arte y a cualquier persona entusiasta del dibujo, la ilustración y la imagen” a enviar gráfica copyleft para pegotes y banderas. Se lee en la convocatoria publicada el 18 de mayo de 2011: “Los pegotes y banderas constituirán una campaña gráfica contra la violencia, la impunidad, la militarización, el terrorismo de Estado y su aliada la delincuencia organizada, y por ni un muerto y ni una muerta más”.

Esta convocatoria gráfica se suma a las movilizaciones en contra de la guerra de Felipe Calderón, además de sumarse de alguna manera, a través de imágenes, a la reflexión sobre esta guerra que se ha dado en el marco del intercambio epistolar sobre Ética y Política. El Subcomandante Insurgente Marcos, en la Carta Primera a Don Luis Villoro “Apuntes sobre las guerras”, devela que no se puede hablar de ética y política si no se parte del contexto, de la realidad en la que se habla. Y la realidad que el pueblo mexicano vive es la guerra que ejecuta el México de arriba.

Desde 1997, el SCI Marcos ya nos había explicado que la guerra desarrolla un proceso de destrucción/despoblamiento y reconstrucción/reordenamiento. En estos tiempos de guerra, nos es más claro el significado del primer binomio: la destrucción del territorio conquistado, como destrucción de las bases materiales de la soberanía nacional; y el despoblamiento, como destrucción del tejido social. Hablemos de lo último.

La destrucción del tejido social se vive a partir de lo que identificamos claramente como el infame resultado de esta guerra: las muertes, las muchas muertes que ha sufrido la sociedad mexicana, pero no toda, fundamentalmente la sociedad de las y los de abajo. La violencia, la desaparición forzada, la muerte, nos llevan a otra forma de vivir la destrucción del tejido social: el miedo. Pregunta el subcomandante Marcos: “¿Qué relaciones sociales se pueden mantener o tejer si el miedo es la imagen dominante con la cual se puede identificar un grupo social, si el sentido de comunidad se rompe al grito de ‘sálvese quien pueda’?”

La respuesta es: ninguna. El miedo, como lo expresa el nombre de la convocatoria gráfica, generalmente paraliza y más cuando no tiene visiblemente un causante determinado al cual poder hacerle frente. El peligro que causa el miedo es mucho más temible si no está claramente identificado. Esto crea un sentimiento global de inseguridad que genera efectos individuales y sociales muy concretos: desconfianza, inhibición de la comunicación con otros, desvinculación de procesos organizativos, aislamiento social, en suma: disminución en la capacidad que tiene el individuo de controlar su vida, ya que vive en un estado constante de vulnerabilidad.

Esto nos recuerda una enseñanza del Viejo Antonio, que le compartió el Sub a Eduardo Galeano en 1995: “que uno es tan grande como el enemigo que escoge para luchar, y que uno es tan pequeño como grande el miedo que se tenga”.

En la película Blade Runner, el personaje Roy Batty expresa: “es toda una experiencia vivir con miedo ¿verdad? En eso consiste ser esclavo”.

Esta afirmación da luz al uso del miedo como una estrategia de control social. La guerra de Calderón intenta imponer el miedo como identidad colectiva, la imagen dominante que pretende evitar de cualquier forma que nos relacionemos con los otros, que nos encontremos, que nos miremos siquiera.

En el intercambio epistolar sobre Ética y Política, Sergio Rodríguez señala que cuando se decide poner bajo control el miedo que se siente, se hace “entendiendo algo que en primera instancia es complicado de entender: que es el Estado el causante del terror...”, se hace identificando quién origina el miedo, a quién se le puede hacer frente. Y cuando se descubre el uso político del miedo, gran parte del miedo que se siente se convierte en rabia, indignación, coraje. Y cuando este coraje se organiza se logra expresar desde distintos frentes. Por esta razón, adquieren mucha relevancia los esfuerzos creativos que rompen con la dinámica del miedo y construyen pequeños puentes de comunicación y encuentro, para levantar desde abajo y a la izquierda un gran “NO” a la lógica de muerte adoptada como proyecto de gobierno para el país.

Algunos de estos puentes son las diversas imágenes creadas en el contexto de la convocatoria gráfica “El miedo paraliza, el coraje se organiza”. Imágenes que dan respuesta a la terca guerra de Calderón. Las miradas rebeldes expresadas en ellas desafían el miedo y son ventanas que nos muestran la forma de ver y vivir la guerra desde abajo. Como afirmamos arriba, estas imágenes no se limitan a cubrir el aspecto de agitación y propaganda, sino que reflexionan, cuestionan, debaten y nos ofrecen diversos espejos para mirarnos e identificarnos en nuestro dolor y rabia.

Las imágenes se identifican claramente con una posición política, cuyo objetivo es dar forma al repudio, la indignación y la rabia que sentimos como consecuencia de la imposición de esta guerra en nuestro país. Con este fin, se utilizan diversas soluciones de las artes gráficas como el dibujo, la fotografía, el collage, el graffiti, el esténcil, entre otras, que poseen características fundamentales propias de la gráfica rebelde, como la facilidad de circulación y reproducción, la inmediatez, la contundencia y el hacer colectivo.

En las construcciones visuales contra la guerra, la imagen y el texto se relacionan con el fin de ganar claridad en el mensaje y acotar las posibilidades de diversas interpretaciones. En su mayoría, los textos son poéticos y pertenecen al terreno de la consigna, utilizando recursos retóricos como la metáfora para construir las enunciaciones del repudio y, así, tomar distancia del discurso político tradicional. Por su parte, en las imágenes se distinguen símbolos, fotografías, abstracciones y representaciones humanas que forman parte de la poética visual de la resistencia.

Las expresiones gráficas recrean fragmentos de una imagen más grande: la guerra vivida desde abajo y vista desde la izquierda. Estos fragmentos nos explican, nos cuestionan y reflexionan sobre las consecuencias de vivir la guerra desde el punto de vista de los muertos, los desaparecidos, los heridos, los desplazados, los indignados… Enunciemos pues, cuáles son los fragmentos de la guerra que nos presenta el discurso visual de las imágenes:

I. Las imágenes identifican claramente el lugar de origen de esta supuesta guerra contra el narco: La irrupción de la guerra en la vida cotidiana de nuestro país viene desde arriba, desde el poder. Ante la insistencia del jefe supremo por involucrar a la sociedad en su guerra, el discurso visual de las imágenes reconoce a Calderón como iniciador y responsable de la guerra y sus funestas consecuencias para nuestra sociedad.

II. Las imágenes se posicionan políticamente con claridad y dignifican a los muertos nombrando su lugar social: en esta guerra la sociedad ha puesto a los muertos, por eso, es una guerra contra el pueblo mexicano.

III. Las imágenes se cuestionan sobre el negocio detrás de la guerra y nos preguntan: ¿Para quién es un negocio esta guerra?

IV. La guerra ha tenido como una de sus terribles consecuencias la destrucción del tejido social. En este sentido, las imágenes nos muestran: Una nación destruida y despoblada.

V. Un fragmento más, y para nosotros el más importante, es la constante de la rebeldía y la negativa contundente a esta guerra: Ni un muerto más, NO a esta guerra.

VI. Las imágenes representan también propuestas, anhelos, sueños y posibilidades frente a la tendencia de destrucción y muerte que se mira en el horizonte de arriba. Las ideas de desmilitarizar el país, reconstruir el tejido social y transformar la realidad son expresiones de esperanza que alimentan la lucha contra la estúpida guerra de Calderón.

VII. Además, las imágenes actúan como un detonador del impulso más bello: la rebeldía, al convocar a no dejarse vencer por el miedo y luchar organizadamente para evitar que haya un muerto más en nuestro país.

En las profundidades sociales, el recurso visual es un arma de resistencia cultural y un instrumento para la construcción de una identidad y conciencia colectivas. La imagen es uno de los recursos para resistir culturalmente la guerra de conquista que significa la imposición de la cultura capitalista. La acción rebelde proporciona a la imagen los sentidos y significados que nos otorgan una visión clara y contundente de que otros mundos son posibles.

Una imagen: un grito en la pared

Una imagen es la representación de una forma de ver el mundo, la imagen no es inocente, no es neutral, se produce desde un lugar social y con una intención específica. La imagen en el espacio público, por tanto, tiene una función política, transmite cómo se mira a la sociedad y cómo ésta debe funcionar. Para verificar esto basta salir a las calles y ver cómo usa la imagen el capitalismo: hay un bombardeo visual con espectaculares, que nos dicen cómo vivir, cómo pensar, cómo vestir, cómo sentir, cómo ser, cómo actuar. Vivimos un constante bombardeo ideológico.

Este bombardeo forma parte del reordenamiento que se vive en una guerra, la imagen que construye el capital impone una representación de quiénes debemos ser, impone un estilo de vida.

La imagen es un poderoso instrumento de producción y control de imaginarios colectivos porque concentra mucha información y tiene una gran fuerza comunicativa. Una imagen, en tanto representación visual, tiene cualidades particulares: es “leída” instantáneamente; puede proponer una pluralidad de ideas a la vez; sirve para comunicar un mensaje a personas sin conocimiento de la escritura o del idioma y tiene un vínculo inmediato con lo sensible, la imagen posee una gran capacidad de emocionar.

Cuando un individuo o un colectivo retoman este instrumento, desafían el orden hegemónico que impone el capital, a través, también, de la construcción de imágenes. Y este desafío se presenta tanto en la frase impresa en la pared por una madre a quien le asesinaron a su hijo, como en el cartel pegado en la calle por un grupo de chav@s que se dedican a hacer gráfica.

La imagen construida desde abajo y expuesta en el espacio público contrarresta este bombardeo cultural del capital y se convierte en un elemento que pone en relieve la pugna, la lucha cultural y política contra el poder, contra el capitalismo. Ante una imagen que afirma “ESTO SON” hay una imagen que grita “NI MADRES, ESTO SOMOS”. La imagen construida desde abajo nos transmite otra manera de entender el mundo, otra manera de entender las relaciones sociales.

La imagen construida desde abajo se apropia de la historia de abajo, de la historia colectiva de resistencia, recordándonos nuestra identidad, que no es más que nuestra identidad colectiva, esa que borda el tejido social.

Iseo Noyola, fundador de la Escuela de Cultura Popular Mártires del 68, expresa: “El bombardeo visual que tiene una persona es muy alto, desde que abre los ojos hasta que los cierra.

Lograr ser distinto ante algo que está muy uniforme, muy saturado, es muy complicado para el que hace gráfica. Lograr que nuestra gráfica se convierta en un grito en la pared, un grito que dice aquí estoy, existe esto, se denuncia esto, sucede esto, es difícil ante una cultura de medios tan excesiva. Sin embargo, lo estamos haciendo.”

“Apropiarse de la pared es un desafío. La policía, los medios, el capital, el sistema no está de acuerdo en que nosotros expresemos. Pero nosotros lo vemos como una necesidad” asegura Yobany Mendoza, quien participa en el colectivo Cordyceps.

El acto de apropiarse de la pared es político, la implicación fundamental está en el hecho mismo de la apropiación de eso que dicen “no nos pertenece”.

Apropiarse de la calle es un acto de rebeldía y este acto es importante en los procesos de apropiación y construcción de espacios autónomos y colectivos.

La gráfica cumple su función más rebelde cuando al ocupar la calle abre la posibilidad a otros para que también la ocupen, y a través de los muros se grite la rabia sentida. Así lo dice Santiago

Armengod, quien pertenece a varios colectivos entre ellos Justseed: La imagen, la firma, el rayón en la pared “es un incentivo para que la gente se apropie de las calles y rompan el orden y la estructura que nos imponen. Es apropiarnos de lo que nos han robado y desafiar al sistema de una manera en la que podamos construir colectivamente. La gráfica en la calle es muy poderosa, construye un diálogo que nos recuerda que nosotros también tenemos una posibilidad de poder crear y construir nuestro entorno.”

Comparte Yobany que “la gráfica es una herramienta más para la transformación política. Nosotros creemos que una imagen no cambia al mundo. Estamos conscientes de que el trabajo se hace de otra manera, se hace participando en la organización toda, no solamente elaborando imágenes. La gráfica es sólo una de las muchas caras que tiene esa participación política.”

“La gráfica es parte de la propaganda de un movimiento, un movimiento que no tiene un planteamiento de propaganda, es un movimiento que no va a tener paredes de resonancia de lo que está haciendo. Es importante qué pasa con los miembros que no están en el movimiento, con los no organizados, es importante la comunicación con ellos. Por eso, la propaganda es fundamental”, afirma Iseo.

Sobre esto, Francisco Leonardo, quien hizo un estudio sobre el uso de la gráfica en Oaxaca en los años de 2006 a 2009, comenta: “Ése es el propósito que yo encuentro en muchos de estos grupos que están trabajando en esta tarea de producir imágenes para poner en un espacio público.

El propósito es poner una referencia, que mediante una imagen o mediante una frase breve puedan llegar a la gente y puedan dar a la gente una referencia a un hecho, a una situación, a una causa. Buscando que la persona que lo vea pueda, primero, tener reconocimiento de ello y, en algún momento dado, poder apropiárselo también, defenderlo también, reconocerlo como parte de sus propias convicciones o valores.”

La gráfica política usada por colectivos inscritos en un movimiento social se ha construido fundamentalmente como un medio de denuncia y como una estrategia de comunicación alternativa, es una acción contra-informativa que refiere lo que los medios oficiales no presentan. En este sentido, rompen con la comunicación hegemónica.

Francisco comparte que “platicando con l@s chav@s que pintaban en Oaxaca, lo que querían era informar lo que estaba pasando, porque en los medios informativos no lo decían. A través de la gráfica política, mucha información salió.”

Saber si la gráfica política cumple el papel de denunciar y romper el cerco informativo, es decir, saber si el grito en la pared ha sido escuchado, es muy difícil. Sin embargo, Francisco nos comparte una experiencia que da cuenta de ello:

“En noviembre [de 2006] quedaba sólo en poder de la APPO Radio Universidad… empezó a ser intervenida… Y una semana antes del 25, quedó inaudible. Como medio informativo, como medio de organización quedó sin posibilidades. Para la última mega marcha, la del 25 de noviembre, prácticamente la convocatoria se hizo a partir de graffiti en los muros de las calles. Porque ya no era posible saber mucho a través de otros medios.

Se organizaron brigadas que salieron a las calles a graffitear en las paredes esta convocatoria a la marcha, eso fue cuando ya la PFP estaba atrincherada en el zócalo de la ciudad, en estos momentos la tensión era muy fuerte. Mucha gente que asistió a esa marcha fue porque la información estuvo en las paredes. Esta es una evidencia clara de cómo es útil y factible este medio no sólo para informarse sino para organizarse”.

Gráfica de lucha: ¿Qué hay detrás de una imagen?

Como toda imagen que opera en el espacio público desempeña una función política, es importante distinguir cuándo hablamos de la gráfica que acompaña y se produce al interior de un proceso político organizativo. Para diferenciarla de las imágenes que se crean desde el capital, le han llamado gráfica política alterna, gráfica de lucha, de resistencia, gráfica popular, rebelde, revolucionaria, alternativa.

Esta gráfica surge de las barricadas, de las guardias, de ese proceso de aprendizaje que es la lucha. “No puede haber un trabajo de comunicación si no tiene un fundamento real de trabajo colectivo, de trabajo comunitario, de base, organizativo. Es importante tener la amplificación de esa palabra y comunicar a través de los mensajes visuales. La gráfica es una construcción colectiva”, expresa Santiago.

“La gráfica política alterna hace uso del graffiti, del esténcil, de la pintura, etcétera, pero se distingue de lo que puede ser reconocido como arte urbano porque responde a un contexto, responde a una situación, a un movimiento social, forma parte de ello, es una expresión de ese movimiento”, nos comenta Francisco. En este sentido, la imagen no puede ser separada de ese proceso organizativo que la genera, la construye, la asume, la identifica y que incluso, la sueña en muchas ocasiones como posibilidad.

En la gráfica política el autor pasa a un segundo plano, sobre esto, Iseo nos explica: “La gráfica aborda los problemas de un movimiento, hay que cubrir una necesidad colectiva, no tu necesidad como a veces hace el artista. El propagandista no puede hacer eso, tiene que cumplir una necesidad que le está demandando el movimiento.” La gráfica puede o no ser una gran obra artística, pero lo que hace que sea significativa es que sea fiel y que responda a un proceso organizativo.

Pero la gráfica política no sólo hace referencia a la organización que le da sentido, también a la organización que la crea. Así lo refiere Francisco: “La gráfica política alterna no es la imagen que se pone en la calle, no es la pintura que se hizo refiriendo una situación de agresión a una causa, no es ello en sí. La imagen es la forma material y la mayoría de las veces es efímera, en tanto que se pone en la calle, la despintan, y se vuelve a poner. La gráfica política alterna también es todo el proceso organizativo de producción, de difusión que hay para que esta imagen se pueda ver en la calle.”

Lo que hay detrás de una imagen que se concibe desde la gráfica política es una sola cosa: la organización. Y si una imagen es auténtica, es decir, si nace dentro del movimiento político y se concibe en torno a un proceso organizativo, se puede a través de ella conocer ese movimiento político, conocer su ideología, sus demandas, su historia. La imagen gráfica se convierte en un vehículo de conocimiento porque va construyendo la memoria del movimiento.

Nos comparte Francisco que en Oaxaca esta particularidad que tiene la imagen fue muy clara. Al mirar cronológicamente las imágenes que aparecieron en todo el conflicto, se mira tanto el proceso organizativo interno, el que vivieron los grupos de chav@s que hacían gráfica, como el proceso de desarrollo de la lucha de los pueblos de Oaxaca.

Los grupos de gráfica en Oaxaca se conformaron con chav@s que no tenían experiencia, graffiteros que sólo usaban la lata y chav@s que habían estudiado artes plásticas. Diferentes técnicas y conocimientos de la imagen se unieron. Es claro, al ver la crónica visual que apareció en las calles, que l@s chav@s, al organizarse juntos, se compartieron conocimientos de sus distintas técnicas, ya que las imágenes poco a poco empezaron a ser más elaboradas.

“En Oaxaca, llegó un momento en que las paredes estaban saturadas. Hubo murales de 14 metros de largo por 3 metros de alto, que fueron producto de las circunstancias, es decir, no llegó un grupo a pintarlo un día, fue uno y otro y otro grupo que llegaron en diferentes momentos a poner cada quien su punto de vista. Esos murales son el producto de diferentes intervenciones de algo que ya estaba puesto y llegaban a ponerle algo encima. En el contexto que se dio en Oaxaca, cuando la ciudad quedó prácticamente tomada por la gente, eso se podía ver también en las paredes. Todas estas series de pintas y de consignas que estaban por varios puntos de la ciudad, cumplían de alguna manera con esa apropiación del espacio, al caminar la calle se creaba de alguna forma un sentimiento de que la calle era de todos...

“En la noche del 25 de noviembre, una noche realmente trágica por la represión que se vivió, la ciudad fue borrada. Al otro día en la mañana caminamos por las calles y veíamos todas estas manchas que habían borrado todo lo que se había estado pintando en las paredes, esos murales de los que hablábamos, que se fueron formando, no de un día para otro, sino que algunos de ellos se crearon en más de un mes, desaparecieron. La ciudad quedó borrada. Y sin embargo, muy temprano, después de que fue borrada, aparecieron esténciles que hacían referencia a lo que había pasado la noche anterior. Es interesante ver cómo visualmente también puede reconocerse esa historia, ese proceso.”

La gráfica nos da una de las muchas miradas que tenemos para conocer a un movimiento. L@s compañer@s que entrevistamos han hecho gráfica por los compas de Atenco, Oaxaca, contra los paramilitares en Chiapas, denunciando la muerte de Brad Will, sobre los medios libres, contra el mal gobierno, sobre la problemática ambiental, en fin, han hecho mucha gráfica siguiendo la dinámica de los movimientos que están inscritos en La Otra Campaña y de las convocatorias que van surgiendo de la Comisión Sexta. “Siempre intentamos estar al tanto de lo que está sucediendo para tener una respuesta directa y efectiva, y que no sea añeja”, afirma Santiago.

La gráfica de tod@s est@s compañer@s ha caminado por muchos movimientos de abajo, y a su vez ha sido una ventana para mirarlos, sin embargo, nos comparten: “el andar zapatista ha sido una base para la creación de nuestra gráfica”. El levantamiento de 1994 generó una gráfica, una movilización a través de los medios visuales que no se había generado desde 1968, afirman. Señala Yobani, “Nosotros sí teníamos un trabajo político antes, pero lo que realmente hace que nos juntemos y que empecemos a colaborar en miras hacia una transformación real es el movimiento zapatista, y fundamentalmente, es lo que existe en las comunidades zapatistas, porque nosotros hemos tenido la oportunidad de ir y ver la construcción que hay ahí, y ver la importancia que ahí tiene el lenguaje de la imagen”.

Los muros y la memoria colectiva zapatista

La reapropiación de la tierra por parte del EZLN permitió una reorganización de la estructura social y política de las comunidades. Sin embargo, esta reorganización no sólo fue geográfica y política, también fue en el ámbito de lo simbólico. Tal es el caso del renombramiento de las comunidades y municipios, el bautizo de los caracoles y la realización de murales que construyen un proceso de identidad colectiva en el territorio recuperado.

Es importante destacar que estos murales en su mayoría fueron creados por la sociedad civil nacional e internacional. Desde 1994, la sociedad civil tuvo diversos acercamientos con los pueblos en resistencia, entre ellos se encontraron artistas y trabajadores de la cultura que pusieron sus recursos plásticos al servicio de la lucha zapatista. Algunos de ellos son quienes conformarían la Convención Metropolitana de Artistas y Trabajadores de la Cultura: Sergio “Cheko” Valdés, Gustavo Chávez, Javier Campos, colectivos internacionalistas, entre otros.

Una compañera integrante de la Junta de Buen Gobierno del Caracol de Morelia, en el año de 2007 nos platicó su visión con respecto a los murales: “Para nosotros es muy importante ya que es otra forma de expresar o contar nuestra historia.

Aunque al principio tuvimos problemas porque los hermanos y hermanas pintores llegaban a pintar lo que él quiere o piensa, pero nos dimos cuenta que al final no entendíamos. Después se les pidió que juntos se haga lo que queremos expresar, entonces se empezaron a formar algunos equipos de muralistas, ahora, nosotros, o sea el pueblo, decide qué es lo que quiere que se pinte, para que cualquiera que llegue a visitarnos les explique lo que significa.”

Las imágenes en el territorio recuperado por el levantamiento armado representan la memoria colectiva que da identidad a los pueblos en lucha. Un compañero base de apoyo que formó parte del equipo de muralistas en el caracol de Oventik nos platicó acerca de las temáticas representadas en las imágenes: “Son diferentes temas: los problemas que tenemos, la vida que tenemos, lo que pensamos, lo que soñamos, lo que sentimos, lo que deseamos es muy importante.

Se trata de ponerle colores a la comunidad para que no sea triste, y que se guarden nuestras ideas para que los niños conozcan nuestras ideas y la gente que viene también. Nuestro trabajo es colectivo, nuestro trabajo es para el pueblo, es de la creación de esta autonomía, hay que pintar el gris de colores porque esta revolución es de colores, como la esperanza. Hay que globalizar los colores, pero los rebeldes, hay que usar los muros que nos oprimen para ponerles colores liberadores, para la democracia, la libertad y la justicia.”

La significación del espacio público a través de los murales crea una conciencia colectiva en función del proceso cotidiano de lucha que viven los pueblos en el territorio zapatista. La convivencia con las imágenes es permanente puesto que forman parte de la comunidad y, por ende, éstas se convierten en un vehículo de conocimiento de la lucha, sobre todo para las nuevas generaciones que nacen y crecen en un entorno significado totalmente por la lucha y la rebeldía zapatista. Los murales desempeñan una función revolucionaria, al mantener viva la identidad zapatista construida a través del proceso de lucha y resistencia de los pueblos indígenas.

En palabras de Yobany, uno de los artistas gráficos que se involucraron en la creación de los murales en territorio zapatista, “los murales zapatistas dan un sentido al trabajo de la gráfica y de la pintura. Rebasa bastante lo que fue el muralismo, porque el muralismo aunque se planteó como una cuestión en el que todos tuvieran acceso, no cumplió con eso: eran las mismas esferas de poder las que contrataban a los pintores. Acá hay un intercambio, si bien uno lleva la propuesta, la comunidad la ve y la comunidad sugiere. Es otra cosa totalmente diferente, es al revés, porque nosotros trabajamos en base a su proyecto. Nosotros aprendemos de su proyecto, y lo que nosotros podemos aportar es una imagen. Y para ellos la imagen es muy importante, porque los hace sentir narradores, constructores de su propia historia.

La experiencia de pintar un mural en una comunidad zapatista es una experiencia que realmente revitaliza lo que es la gráfica, revitaliza la cuestión del porqué se hace el arte, el porqué se pinta, yo creo que eso ya se ha perdido y es lo que se debe retomar.”

Los murales en territorio zapatista nos enseñan la herencia histórica que fortalece las raíces del movimiento, la autonomía en proceso de construcción y el imaginario de un mundo justo y digno para todos. Thea, otra compañera involucrada con la creación de los murales, nos dice: “Yo lo veo hermoso, siento que el ánimo llega también con las pinturas, como estamos intentando crear ese mundo, siempre los sueños están más adelante que donde estamos, siento mucho que los murales en las comunidades zapatistas son una expresión de los sueños a donde vamos, es como guía de las esperanzas.”

Definitivamente, la imagen no puede transformar al mundo. Entonces, ¿en dónde está el gran poder que se le atribuye? Desde esta perspectiva, el poder de la imagen radica en que puede mostrarnos y hacernos recordar que hay gente que construye realidades diferentes, que hay un referente organizativo alterno que con su lucha quiere reconstruir el tejido social que parece totalmente destruido por la guerra, como lo intentan estas 32 imágenes surgidas de la convocatoria “El miedo paraliza, el coraje se organiza”, como todas las imágenes enmarcadas en la gráfica política rebelde.

La gráfica rebelde evidencia con sus imágenes la resistencia y la organización que se genera abajo y a la izquierda y que cada día se convierte un poco más en el Nadie que terminará por derrotar a Polifemo.

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