Han sido intensos en noticias graves y sensibles estos últimos días. Grave, la del asesinato de siete personas , al parecer torturadas y ejecutadas por sicarios, en Morelos. Una mujer y seis hombres, uno de ellos, Juan Francisco Sicilia, el joven hijo del poeta, articulista, ensayista y editor de la revista cristiana crítica Conspiratio (www.conspiratio.com.mx/), colaborador de La Jornada Semanal y de Proceso, quien se encontraba en Filipinas en lecturas de poesía. El joven torturado y asesinado, Juan Francisco Sicilia, participó con su padre en movimientos sociales en defensa del ambiente, el patrimonio histórico y los derechos en el estado de Morelos, así como en actividades convocadas por el EZLN. Javier Sicilia, discípulo de Iván Illich, ha sido crítico de la violencia y de la desastrosa y violatoria de los derechos humanos “guerra contra el narco”. El crimen ha concitado la condena de la sociedad en Morelos y en el país, así como la solidaridad con el poeta y la exigencia de justicia. La noticia de este crimen ocurrió en un contexto de denuncias de acoso judicial a los defensores de derechos humanos en Chiapas, emitida por los centros de derechos humanos Digna Ochoa, de Tonalá, cuyos integrantes han sido presos de conciencia; el Fray Bartolomé de las Casas y el Fray Matías de Córdova y Ordóñez AC, de inspiración cristiana todos ellos. Varios de los abogados e integrantes de estos centros han sido detenidos y liberados, vulnerando incluso los amparos de algunos de ellos. En cambio, en Guerrero, tras una fuerte presión nacional e internacional, absolvieron a David Valtierra, Silverio Matías y Genaro Cruz de los cargos prefabricados para perseguirlos por su participación en la amuzga y comunitaria Radio Ñomndaa. Siguen pendientes los procesos contra otros indígenas de Suljaa contra quienes hay pendientes órdenes de aprehensión por la misma causa: defender su autonomía y su radio comunitaria. Abel Barrera, del Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Guerrero Tlachinollan, recibió el premio de derechos humanos de Amnistía Internacional. Entre otros casos, graves, como asesinatos políticos y violaciones cometidas por militares, Tlachinollan ha llevado la defensa de los integrantes de Radio Ñomndaa. En Oaxaca, reportaron que está sano y salvo el reportero Roger Valle, quien tuvo que exiliarse de Huajuapan de León después de ser agredido por un grupo de choque priista. El periodista participó en la caravana a Copala que fuera balaceada y donde murieron Jyri Jaakkola y Bety Cariño. En esa ocasión los paramilitares de la UBISORT lo amenazaron de muerte. En medio de este tipo de noticias de violentas agresiones a comunidades y pueblos, la noticia de que en Temacapulín, Jalisco, pararon la obra de la presa El Zapotillo sigue destacando por su contundencia. Los integrantes del Comité Salvemos Temacapulín, Acasico y Palmarejo y de organizaciones solidarias e integrantes del Movimiento de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos se han declarado en plantón en el lugar hasta que las obras se paren definitivamente. El movimiento opositor a la presa El Zapotillo ha ganado jurídicamente el caso, pero las autoridades no han dado cumplimiento al cese de la obra y ésta seguía en construcción, ilegalmente, amenazando con inundar poblaciones cercanas a ambos lados en los estados de Jalisco y Guanajuato. En México a los defensores de derechos humanos los asesinan, desaparecen o persiguen, mientras en el extranjero los premian, les conceden la razón y piden que cese la violencia en su contra. Y ante la total pasividad de las autoridades o su clara colusión en la violación de los derechos, los defensores de la autonomía, el territorio, el medio ambiente y los derechos de los pueblos tienen que hacer las cosas por sí mismos: abrir una radio o parar una presa ilegal. México.
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